Susana Campo
Shanghái (China), 10 nov (EFE).- Entre las dificultades que los
empresarios occidentales tienen para hacer negocios en China está su
habitual desconocimiento sobre cómo el taoísmo y el budismo pueden
llegar a afectar a la forma de hacer negocios de sus socios locales.
Para ayudar a que las empresas españolas comprendan mejor el
ambiente de los negocios en China, la Cámara de Comercio de España
en el país asiático organizó hoy una conferencia sobre este tema, a
cargo del director de la consultora española Tradeco, Albert
Krisskoy, con 12 años de experiencia en el gigante asiático.
"Cuando nos referimos al budismo y al taoísmo no se puede hablar
sólo de religiones, sino de un estilo de vida y puntos de vista de
cómo está hecho el universo", explicó a Efe Krisskoy.
Para el taoísmo, el origen del universo es el cielo, una fuerza
de la que se originó todo y por la que "cualquier persona que llega
al poder se lo merece, el que está en el trono se lo merece, y lo
mismo ocurre con los gerentes de las empresas: son los directores
porque se lo merecen", señaló el especialista.
En el principal libro del taoísmo, el "Tao Te Ching", de Laozi,
se expone de manera poética su filosofía, que se basa en la dualidad
de elementos: lo masculino y lo femenino, lo oscuro y lo brillante,
el "yin" y el "yang".
"El libro es muy popular entre los gerentes de las empresas en
China, porque aporta muchos consejos a partir de los cuales se puede
desarrollar una estrategia empresarial", dijo Krisskoy.
Dos ideas que caracterizan al pensamiento taoísta son la
no-acción y el relativismo.
La no-acción se refiere a actuar de forma natural, mientras que
el relativismo se caracteriza por el no saber lo que es bueno y
malo, de ahí que sea muy común en la sociedad china "el rechazo a
las verdades absolutas".
"La idea de la no-acción está muy presente en los líderes chinos,
sobre todo desde la época imperial hasta Mao Zedong, ya que opinaban
que muchas acciones sólo necesitan un empuje y luego van solas, como
los árboles que crecen sin esfuerzo, y no hay que hacer nada sino
dejarse llevar", explicó.
"Mientras que, en Occidente, no actuar está mal visto, ya que es
preferible equivocarse a no hacer nada, en China no hacer nada no es
un error", precisó.
Además, como consecuencia del pensamiento taoísta, existen muchas
prácticas que cultivan tanto el cuerpo humano como el espacio en el
que viven las personas, "por eso las empresas chinas no cambiarán
sus oficinas de lugar si les ha ido bien", aseguró.
También influye el budismo, originario de la India, que se resume
en cuatro verdades: la vida es sufrimiento, la causa de nuestro
sufrimiento son nuestros deseos, se puede parar el sufrimiento, y
para frenarlo están las palabras y la educación.
"Los chinos no muestran en público sus sentimientos, porque se
sufre cuando los demás los saben, y tampoco provocan en público,
porque no se sabe quién tiene la verdad", concluyó. EFE