Washington, 27 sep (EFE).- Estados Unidos debió "improvisar" su
respuesta al derrame de crudo en el Golfo de México, generado por la
explosión en abril de una plataforma operada por BP, debido al
desequilibrio entre el desastre y la tecnología para hacerle frente,
dijo hoy el responsable de una comisión que investiga el accidente.
En el primer día de audiencias del panel de expertos de la
Academia Nacional de Ingeniería, designado por el presidente de
EE.UU., Barack Obama, para evaluar la respuesta al vertido, el
copresidente de la comisión, Bill Reilly, describió la relación
entre el Gobierno y BP como una "asociación incómoda".
"¿Cómo llegamos a una situación en la que la necesidad de
improvisar era tan grande?", preguntó Reilly a los miembros del
panel y agregó que realmente resulta "muy difícil demostrar" que
estaban "bien preparados".
Sin embargo, para el encargado de la respuesta del Gobierno
estadounidense al vertido, Thad Allen, la causa de esa falta de
preparación no estaba tanto en el desfase tecnológico como en la
percepción pública de que BP era el único responsable del desastre,
lo que "creó mucha preocupación" y acabó afectando la respuesta.
Según el funcionario, en el esquema de la respuesta faltaba un
tercer agente que representara a la industria petrolera en general y
corrigiera la sensación de que el único responsable era BP.
La impresión cada vez más negativa que los estadounidenses tenían
de BP llevó a la "anulación social y política del plan de respuesta
a la catástrofe", puesto que toda colaboración con el gigante
petrolero merecía la desconfianza del público.
"La tolerancia de la gente hacia la parte responsable es
inversamente proporcional al tamaño del vertido", dijo Allen.
Para mejorar la credibilidad de las decisiones en futuras
catástrofes, Allen subrayó la necesidad de nombrar a un funcionario
de la industria del crudo que pueda organizar los recursos sin estar
implicado en las responsabilidades financieras del desastre.
Allen, que aseguró que BP nunca manipuló las decisiones para
tratar de ahorrar costes, señaló que otro de los grandes obstáculos
fue la falta de una estrategia claramente marcada para los
accidentes en plataformas.
"No podemos estar investigando y desarrollando técnicas en medio
de la respuesta al derrame, como intentamos hacer esta vez. Esas
cosas tienen que estar probadas y listas para cuando las
necesitemos", afirmó.
El senador Bob Graham, que copreside el panel junto a Reilly,
apuntó, por su parte, que muchos estadounidenses se siguen haciendo
"las mismas preguntas" sobre la rapidez de la respuesta del Gobierno
que hace cinco años, cuando el huracán Katrina provocó la última
gran catástrofe medioambiental en el país.
"Se han hecho muchas cosas bien en la respuesta a este vertido,
pero hay otras que no tanto", dijo Graham.
La comisión presidencial, que el domingo escuchó la postura del
responsable de BP para la investigación, Mark Bly, evaluará esta
tarde la efectividad y las consecuencias del uso de dispersantes
químicos para disolver el petróleo.
El vertido de crudo comenzó después de que el 20 de abril la
plataforma "Deepwater Horizon", gestionada por BP, estallara por
causas que aún se desconocen, en un accidente que causó la muerte de
once personas.
El pozo petrolero averiado fue declarado extinguido el pasado 19
de septiembre por las autoridades estadounidenses, tras derramar
casi cinco millones de barriles de crudo al Golfo de México durante
cinco meses en la peor catástrofe ecológica ocurrida en Estados
Unidos. EFE