Posadas (Argentina), 25 feb (EFE).- Los presidentes de Argentina, Cristina Fernández, y Paraguay, Fernando Lugo, celebraron hoy el inicio de una nueva etapa histórica tras la culminación de las obras que han permitido a la central hidroeléctrica de Yacyretá alcanzar su máximo potencial de generación después de casi 40 años.
Los mandatarios oficializaron el pleno funcionamiento de la represa, 37 años después de que se firmara el proyecto para su construcción, en un acto con marcado carácter festivo en la ciudad argentina de Posadas, en la frontera con Paraguay, a 80 kilómetros de la central, 1.060 kilómetros al noreste de Buenos Aires y 392 kilómetros al sur de Asunción.
"Inaugurar Yacyretá es algo más que inaugurar una obra que estuvo décadas paralizada, es inaugurar un nuevo periódico histórico diferente, superador de fracasos y frustraciones. Porque Yacyretá, además de la corrupción, fue el símbolo del fracaso y la frustración de los argentinos y de los paraguayos, que no éramos capaces de terminar una obra de tamaña envergadura, que hoy genera energía para 5,6 millones de personas", consideró Fernández.
"Hoy es un gran día porque hemos terminado una obra definitoria para ambos países porque nos permite producir energía que sirve para sostener nuestro crecimiento económico".
Lugo, por su parte, celebró durante su intervención haber acordado con Argentina "estrechar aún más" las relaciones bilaterales "para construir un futuro común de entendimiento y desarrollo".
Lamentó, no obstante, que "muchos se hayan aprovechado para lucrar ilícitamente con los fondos destinados" a la construcción de la hidroeléctrica, "haciendo que el costo de la obra sea bien superior a lo presupuestado inicialmente y ocasionando cuantiosos daños a los contribuyentes argentinos y paraguayos".
Las obras de la represa, la segunda mayor de Latinoamérica, comenzaron en 1983 aunque la generación de energía no llegó hasta 1994 y se necesitaron 16 años más para que alcanzara el máximo potencial de producción previsto en el proyecto original.
La represa se puso en marcha con un nivel en el embalse de 76 metros de altura y, pese a que el objetivo era alcanzar los 83 metros, las obras se paralizaron en 1998, durante el Gobierno del argentino Carlos Memem (1989-1999), que en vano intentó privatizarla y calificó el proyecto como "monumento a la corrupción".
En 2005 Transparencia Internacional incluyó a Yacyretá entre los "diez monumentos de obras públicas más corruptos del mundo".
La central funcionó al 60 por ciento de su capacidad hasta que en 2004 los entonces presidentes de Argentina, Néstor Kirchner, y de Paraguay, Nicanor Duarte, acordaron impulsar el Plan de Terminación de Yacyretá, que comenzó a ejecutarse dos años después.
La energía generada se reparte a partes iguales entre Argentina y Paraguay, aunque éste vende gran parte de lo que le corresponde a su socio, que cubre el 22 por ciento de su demanda eléctrica con los aportes de Yacyretá.
Además, Paraguay tiene una deuda con el proyecto que supera los 15.800 millones de dólares y trata de convencer a Argentina para que le permita vender a terceros países la energía que le corresponde y que no utiliza.
En este sentido, Lugo anunció hoy que acordó con Fernández el libre tránsito de la energía procedente de la hidroeléctrica de Acaray y de los excedentes disponibles en otras fuentes de generación de Paraguay a través del sistema eléctrico argentino "bajo las mejores condiciones posibles con vista a venta a terceros países". EFE
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