Londres, 31 jul (EFE).- Las pérdidas registradas por British
Airways (BA) en el trimestre de abril a junio, periodo normalmente
favorable para el transporte aéreo, obligarán a la empresa a
profundizar en la reestructuración del negocio, lo que supondrá una
reducción de plantilla y de capacidad.
Este fue el mensaje enviado hoy por el director ejecutivo de la
aerolínea, Willie Walsh, que advirtió de la seriedad de la situación
en un momento en que, debido a la crisis económica, se ha desplomado
el tráfico aéreo y en especial las reservas de primera clase, una
fuente de ingresos fundamental para la compañía.
BA anunció hoy unas pérdidas netas de 106 millones de libras (124
millones de euros) en el primer trimestre de su año fiscal, frente a
los 27 millones de libras de beneficios (32 millones de euros) del
año anterior, la primera vez que entra en números rojos en la
temporada preveraniega desde su privatización en 1987.
Walsh dijo que las condiciones de negocio continúan presentando
"desafíos" y adelantó que la empresa debe centrarse en reducir aún
más sus costes, lo que conllevará el aparcamiento de 22 aviones
durante el invierno del 2010.
Además de reducir su capacidad, se pospondrá una media de cinco
meses la entrega de seis aviones A380 encargados, y hasta dos años
la de otros seis.
Pero el reto más importante de la aerolínea, que, como otras de
bandera, se enfrenta a la feroz competencia de las de bajo coste, es
reestructurar su negocio para adaptarse a la nueva situación, sin
por ello perder su valor añadido de servicio al cliente.
Tras haber logrado un ahorro del 6,6 por ciento con varios
recortes y cambios en las condiciones de la plantilla, BA continuará
su plan de introducir "cambios estructurales permanentes en el coste
base de los empleados", lo que apunta a una reducción sustancial de
su plantilla mundial de 40.000 trabajadores.
Tras suprimir en torno a 2.500 empleos desde el pasado verano, BA
anunció en la junta de accionistas del 14 de julio su intención de
eliminar al menos otros 3.700 puestos de trabajo en el plazo de un
año.
Un total de 6.940 empleados han aceptado ya algún tipo de rebaja
salarial para ayudar a la empresa a capear la crisis, al tiempo que
los pilotos accedieron en julio a un recorte del sueldo del 2,6 por
ciento y el propio Walsh renunció a su salario el mes pasado.
Con todo, el directivo dijo hoy que "queda mucho por hacer",
vista la caída de la facturación, de un 12,2 por ciento hasta 1.983
millones de libras (2.323 millones de euros) en el primer trimestre
-especialmente en la clase de negocios-, con un retroceso del 28,1
por ciento de su negocio de transporte de carga.
Con el tráfico aéreo un 3,8 por ciento más bajo y "sin signos
visible de mejora", según Walsh a la empresa le queda poco margen
para revitalizar el negocio y, en su opinión, la reestructuración
del equipo es "esencial para la supervivencia a corto plazo y la
viabilidad a largo plazo".
La ventaja este ejercicio será un menor coste del combustible
debido a la estabilización del precio del petróleo, que permitirá a
la empresa ahorrar hasta 500 millones de libras en el abastecimiento
de crudo.
Tras meses de caída del tráfico aéreo, amenazas de huelga y el
encarecimiento del combustible, la compañía atraviesa uno de los
peores momentos de su historia.
La deuda ascendió entre abril y junio a 2.268 millones de libras
(2.659 millones de euros), 1.164 millones más que en el mismo
periodo del 2008, mientras continúa el déficit de su fondo de
pensiones.
El 17 de julio, BA, que negocia desde hace un año una posible
fusión con la española Iberia, anunció la emisión de 350 millones de
libras (411 millones de euros) en bonos convertibles, además de un
acuerdo con el patronato del fondo de pensiones para liberar unos
540 millones de dólares en garantías bancarias, con el objetivo de
aumentar su liquidez hasta los 2.000 millones de libras (unos 2.347
millones de euros). EFE