Estrasburgo (Francia), 7 sep (EFE).- El presidente de la Comisión
Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, ha asegurado hoy que la
recuperación económica se acelera en Europa y ha invitado al
optimismo en el estreno del debate sobre el Estado de la Unión, en
el que ha fijado el paro como la principal preocupación de Bruselas.
"Las previsiones económicas en la Unión Europea son hoy mejores
que hace un año. (...) Europa ha demostrado que se mantendrá en
pie", ha subrayado Barroso en su intervención ante el pleno del
Parlamento Europeo (PE).
El político portugués ha hecho una extensa defensa de las medidas
adoptadas por la UE ante la crisis y ha recordado que "aquellos que
predijeron el fracaso de la Unión, se han equivocado".
En un tono optimista, Barroso ha subrayado que la recuperación
económica se acelera en Europa y que el bloque crecerá por encima de
lo previsto este año, aunque ha dejado claro que el desempleo es
"todavía demasiado elevado" y que la coyuntura internacional sigue
planteando riesgos.
Pese a ello, ha vuelto a defender políticas de austeridad y ha
insistido en que "la consolidación presupuestaria es fundamental",
un mensaje que contrasta, por ejemplo, con el plan de inversiones
anunciado ayer por Estados Unidos para fomentar el empleo.
"Sin consolidación no habrá estabilidad, sin estabilidad no habrá
crecimiento y sin crecimiento no habrá empleo", ha repetido Barroso,
para quien es necesario superar el debate entre consolidación y
crecimiento, pues cree que los dos son compatibles.
Una vez más, el jefe del Ejecutivo comunitario ha llamado a los
Estados miembros a apostar por "más Europa" y a coordinar sus
políticas, un mensaje jaleado por la mayor parte de la Eurocámara.
Buena parte de los grupos, sin embargo, han acusado a Barroso de
no ser lo suficientemente firme ante los gobiernos y de ser incapaz
de frenar una política europea dirigida por Francia y Alemania.
"Durante demasiado tiempo usted ha estado haciendo concesiones al
eje franco-alemán que hoy dirige el Consejo", le ha reprochado el
líder socialista, Martin Schulz.
El centroizquierda del hemiciclo también ha criticado esa
supuesta falta de firmeza en uno de los debates de más actualidad en
Europa, como es el de las expulsiones de gitanos en Francia.
Hoy, Barroso se ha limitado a hacer un llamamiento para "no
volver despertar fantasmas del pasado" y a recordar que "el racismo
y la xenofobia" no tienen sitio en Europa, pero sin referirse
explícitamente al caso francés.
"Esta Comisión es campeona de Europa de las declaraciones
genéricas, pero no es capaz de señalar con el dedo situaciones
particulares en ciertos Estados miembros", le ha criticado el líder
de Los Verdes, Daniel Cohn-Bendit.
El portavoz liberal, Guy Verhofstadt, también ha exigido a
Bruselas que reaccione ante una política "inaceptable" como la que
defiende el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
En general, las críticas de los grupos políticos a la CE se han
centrado principalmente en esa supuesta debilidad y en su forma de
actuar, más que en el fondo de sus ideas.
El debate sobre el Estado de la Unión, un nuevo intento por dar
más relevancia a la discusión política en Estrasburgo (Francia), se
ha estrenado finalmente con un hemiciclo casi lleno, después de la
polémica por el plan para multar a los eurodiputados que no
acudiesen, que empañó las horas previas a la cita.
Las presiones de los parlamentarios terminaron por tumbar la
iniciativa, pero el presidente de la cámara, Jerzy Buzek, ha
asegurado hoy que se seguirán estudiando fórmulas para evitar las
bancadas prácticamente vacías con las que se han topado en ocasiones
Barroso y otros invitados. EFE