Pekín, 16 sep (EFE).- El presidente del Consejo Económico y
Social Europeo (CESE), Mario Sepi, afirmó, al cierre de su visita a
China, que la cultura tradicional tibetana "debe adaptarse" al nuevo
contexto socio-económico.
En una rueda de prensa celebrada hoy en Pekín, el italiano valoró
el viaje de una semana que ha llevado a una delegación del CESE por
el gigante asiático, con especial relevancia a la visita realizada
al Tíbet, una zona sensible de China que además ha causado numerosas
tensiones diplomáticas entre Bruselas y Pekín.
Sepi tuvo acceso a Lhasa, un enclave que en marzo de 2008
registró graves disturbios étnicos que acabaron con un mínimo de 19
muertos y al que las autoridades chinas limitan el acceso de
visitantes extranjeros.
"La situación es menos dramática de lo que acostumbra a pensarse
en Occidente", dijo el italiano, en referencia a la opresión que la
etnia tibetana sufre a manos de los han, el grupo mayoritario en
China.
El presidente del CESE reconoció que las consecuencias de las
revueltas del año pasado "todavía se sienten ya que la presencia
policial por las calles es intensa", aunque, por otro lado, negó que
hubiera presenciado ningún tipo de abuso u opresión a los tibetanos.
Sepi expuso también que durante su viaje se pudo reunir
libremente con chinos han y con tibetanos, aunque a la vez reconoció
que la delegación europea se limitó a seguir la agenda "oficial"
organizada por el Gobierno chino.
Por otro lado, el italiano elogió el "impetuoso desarrollo
económico" del Tíbet merced a las multimillonarias inversiones
hechas por Pekín, que suponen alrededor del 70 por ciento del
presupuesto total de la región.
Sin embargo, lamentó que las grandes cantidades de dinero
enviadas por el Gobierno central -uno de los motivos con los que
Pekín justifica el éxito de la ocupación- no se hayan traducido en
la creación de un modelo de crecimiento económico propio para la
zona.
Sepi añadió que su visita no tenía alcance político, sino que
simplemente se realizó para elaborar un informe socio-económico en
el marco de la mesa redonda de diálogo que la Unión Europea (UE) y
China mantienen abierta.
Por este motivo, añadió, la delegación enviada a Tíbet evitó
tratar con las autoridades chinas cualquier asunto relacionado con
el Dalai Lama.
El líder tibetano fue motivo de tensiones diplomáticas entre la
UE y China el año pasado, después de que el presidente francés
Nicolás Sarkozy, presidente de turno de la Unión, se reuniera con él
a pesar de la oposición manifestada por Pekín.
Ante el encuentro con Sarkozy, el Gobierno chino reaccionó
cancelando la Cumbre China-UE prevista para el pasado otoño.
El Ejército chino ocupó militarmente el Tíbet en 1950. Nueve años
después el Dalai Lama buscó refugió en la India tras la represión de
una revuelta tibetana en la que miles de personas perdieron la vida
y decenas de miles escaparon al exilio.
La prensa extranjera acreditada en China tiene imposibilitado
viajar al Tíbet, sobre todo a raíz de las protestas de marzo de
2008. EFE