Rosa Jiménez
Bruselas, 29 dic (EFE).- España prestará una atención especial a
América Latina durante su presidencia de la Unión Europea (UE), seis
meses en los que intentará convencer a sus socios comunitarios de
que revoquen la "posición común" sobre Cuba y cerrar importantes
acuerdos comerciales y de asociación con países de la región.
Los países latinoamericanos, por su parte, confían en sus
vínculos históricos con España para que este país haga valer ante
los demás estados europeos su relación especial y se dé un impulso
definitivo a asuntos que se negocian desde hace tiempo, como pueden
ser los acuerdos de asociación con Centroamérica o el Mercosur.
Cuba también espera que la voluntad manifestada por el ministro
español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, de dejar atrás la
"posición común" europea en favor de un nuevo marco de cooperación
bilateral, dé sus frutos de aquí a junio, momento en que la UE
realiza anualmente una revisión de sus relaciones con la isla.
La "posición común" de 1996, impulsada por el entonces presidente
del Gobierno español, el conservador José María Aznar, condicionaba
la normalización de relaciones a los avances que debía dar el
régimen comunista cubano hacia la democracia, la liberación de todos
los presos políticos y la mejora de los derechos humanos.
Relaciones que las autoridades cubanas, por su parte, no darán
por normalizadas hasta que la UE modifique ese texto, que consideran
discriminatorio y una injerencia.
España apuesta por modificar el lenguaje y la redacción del
documento sin dejar de reclamar mejoras en la situación de los
derechos humanos en Cuba, algo de lo que intentará persuadir a sus
socios más reticentes, como Suecia o la República Checa.
Estos países se resisten a hacer ningún cambio hasta que La
Habana mueva ficha primero en el ámbito de la democratización.
La conclusión de las negociaciones de acuerdos de asociación (que
incluyen pilares económico, de cooperación y de diálogo político)
con las principales regiones latinoamericanas es otro de los grandes
retos a la vez que prioridades de la presidencia española de la UE.
El proceso de negociación con Centroamérica fue suspendido
temporalmente este verano a raíz del golpe de Estado que derrocó al
presidente hondureño, Manuel Zelaya.
La Comisión Europea ha destacado recientemente que se prepara
para retomar las negociaciones -iniciadas en 2007- a comienzos de
año, y que la inclusión de Honduras en el tratado dependerá de si
encuentra una "salida" a su crisis política, mientras que se perfila
la entrada en el mismo de Panamá (hasta ahora observador) después de
que así se lo haya solicitado a las autoridades europeas.
Las expectativas de cerrar un acuerdo de asociación con
Centroamérica son mayores después de que europeos y latinoamericanos
hayan solventado en Ginebra su histórica disputa por el arancel a
las exportaciones de banano, un consenso del que también se
beneficiarán las negociaciones con Colombia y Perú para un tratado
de libre comercio.
Tras el acuerdo del banano, el presidente colombiano, Álvaro
Uribe, abogó por concluir antes del fin de enero las negociaciones
del tratado, que ya van muy avanzadas, un proceso que rechazan en
cambio ONG europeas y andinas y sectores de la sociedad civil, al
considerar que perjudicará a las poblaciones indígenas y que
Colombia no hace lo suficiente por garantizar los derechos humanos.
Tras fracasar la negociación "de bloque a bloque" de un acuerdo
de asociación con el conjunto de la Comunidad Andina de Naciones
(CAN) por las diferencias entre los socios andinos, la UE decidió
reforzar la cooperación y el diálogo político con todos ellos y,
aparte, negociar un tratado comercial con aquellos que así lo
deseasen: Colombia, Perú y Ecuador.
Este último abandonó el proceso al considerar que no iba
encaminado a lograr un "tratado comercial para el desarrollo", pero
Bruselas baraja la posibilidad de firmar un memorando de
entendimiento con Ecuador para potenciar el dialogo bilateral, que
sirva de "marco político" para su vuelta a la mesa de negociaciones.
Más complicado parece revivir la negociación de un acuerdo con el
Mercosur, iniciada en 2000 pero estancada desde 2004 al ir vinculada
a la Ronda de Doha para la liberalización del comercio mundial, que
apenas ha registrado avances en los últimos años.
No obstante, España espera poder servir de trampolín a sus socios
latinoamericanos para que logren en el primer semestre de 2010
algunos de los objetivos que persiguen desde hace tiempo en la Unión
Europea, a lo que también contribuirá la cumbre que tendrá lugar en
Madrid en mayo entre los líderes europeos y los de los países de
América Latina y el Caribe. EFE