Bruselas, 1 ene (EFE).- Bélgica estrena desde hoy la prohibición
de fumar en todos los bares y cafés que sirven comida, una medida
muy discutida tanto por el sector de hostelería, que la considera
excesiva, como por las asociaciones contra el tabaco, para las
cuales se queda corta.
La prohibición entra en vigor a la vez que una reducción del tipo
del IVA para el sector de la restauración (del 21 al 12%), con la
que los establecimientos esperaban bajar los precios y recuperarse
de la crisis.
Sin embargo, con la prohibición de fumar en muchos de esos
establecimientos, el sector teme perder a sus clientes fumadores.
El Gobierno belga de coalición mantiene que la prohibición de
fumar busca combatir el tabaquismo pasivo, que causa la muerte de
1.900 personas cada año en este país.
La ley aprobada en el Parlamento el mes pasado exime a aquellos
locales donde no se sirva comida o cuyos alimentos tengan una fecha
de caducidad de tres meses o superior, como cacahuetes, patatas
fritas o ciertos tipos de queso.
En estos locales, será el dueño quien decida si convierte su
negocio en un local libre de humos aunque, si las dimensiones
superan los 50 metros cuadrados, tendrán que habilitar una zona para
los no fumadores.
En cambio, el consumo de tabaco sigue permitido en casinos, bares
y discotecas que no sirven comida, cuyos trabajadores continúan
expuestos al humo del tabaco.
Esta decisión a dos bandas ha generado críticas de científicos,
médicos y asociaciones contra el tabaco, que consideran que la
medida se queda corta y no cumple el objetivo de proteger a la
población del tabaquismo pasivo.
Los críticos recuerdan que la prohibición del tabaco en los pubs
de Irlanda, a partir de 2004, se tradujo en un incremento de la
afluencia del 11 por ciento en los establecimientos de Dublín, y que
en el estado de Washington (EEUU), la prohibición de fumar en los
bares aprobada en 2005 generó también un aumento del volumen de
negocios. EFE