Bruselas, 14 sep (EFE).- El Gobierno belga quiere que la
operación de venta de Opel al fabricante austríaco-canadiense Magna
se lleve a cabo con "estricto respeto" a la legislación comunitaria
y reclama a las autoridades alemanas que informen adecuadamente a
todos los países afectados por la operación.
Bélgica recibió el viernes con decepción el anuncio de General
Motors, la matriz de Opel, de que, tras hacerse con la marca
europea, Magna procederá al cierre progresivo de la fábrica que el
constructor tiene en Amberes, en la que trabajan 2.600 personas.
El titular belga de Exteriores, Yves Leterme, aprovechó ayer un
encuentro ya previsto con los secretarios de Estado de Comercio de
España, Silvia Iranzo, y de Competitividad de Hungría, Zoltan
Mester, para acordar con ambos países, donde también hay plantas de
Opel, el intercambio de información sobre el caso Opel.
En declaraciones a la agencia Belga al término de la reunión,
Leterme se quejó de que Alemania no ha invitado al Gobierno belga a
una cita para discutir cómo se repartirán las garantías públicas que
hay que ofrecer a Opel para que salga adelante la operación de
rescate.
El Ejecutivo belga insiste en que el asunto requiere un "enfoque
común europeo" y considera especialmente importante garantizar que
no hay ayudas de Estado ilegales.
Leterme dejó claro que, en caso de sospecha, Bélgica denunciará
el asunto a la titular comunitaria de Competencia, la holandesa
Neelie Kroes. EFE