Julio César Rivas
Toronto, 17 mar (EFE).- Con la atención centrada en los problemas
de Toyota, la ascensión de Ford y los cambios de dirección en
General Motors, el Grupo Chrysler prácticamente ha desaparecido del
mapa mientras continúa los preparativos para su relanzamiento.
A pesar de que en lo que va de año, las ventas del sector del
automóvil en Estados Unidos han aumentado un 10 por ciento con
respecto al mismo periodo del 2009, Chrysler no ha podido mantener
el ritmo.
En enero, sus ventas cayeron un 8 por ciento y en febrero
ascendieron menos de un 1 por ciento. Pero en la sede del Grupo
Chrysler, la situación no parece preocupar demasiado.
El secreto es que el tercer fabricante estadounidense de
automóviles, que desde el verano del 2009 se encuentra bajo el
control efectivo de la italiana Fiat, no está perdiendo dinero, al
menos no al ritmo de los últimos años.
Chrysler ha adoptado una postura conservadora en todos los
sentidos a la espera de que los cambios en dirección y producción
que está implementando el nuevo consejero delegado, Sergio
Marchionne, que también es el máximo responsable de Fiat, empiecen a
ser visibles.
Por ejemplo, el fabricante se está concentrando casi
exclusivamente en sus dos productos más rentables, las marcas Jeep
(especializada en la producción de todoterrenos) y Ram (que fabrica
camionetas).
Mientras tanto, Chrysler y Dodge están a la espera de los cambios
ideados por Marchionne y prácticamente han desaparecido de las
campañas publicitarias en Norteamérica lo que está permitiendo
ahorrar significantes cantidades de dinero.
Pero quizás la muestra más dramática de la etapa conservadora que
atraviesa el Grupo Chrysler se contempló durante el pasado Salón
Internacional del Automóvil de Norteamérica celebrado a mediados de
enero en Detroit.
Chrysler acudió sin anuncio de novedades ni ruedas de prensa ni
los deslumbrantes espectáculos del pasado.
El directivo italiano-canadiense ya anticipó su estrategia el
pasado mes de noviembre, cuando reveló sus planes industriales para
Chrysler.
Entonces Marchionne sorprendió a más de uno cuando afirmó que el
Grupo Chrysler había dejado de "quemar dinero" gracias a los
sustanciales recortes de los costes fijos realizada durante la etapa
de quiebra a mediados de 2009.
Sin quemar dinero, a pesar de las caídas de sus ventas, Chrysler
puede esperar a reestructurar su casa y prepararse mejor para el
futuro.
Marchionne repitió el mismo mensaje ayer durante una conversación
con proveedores canadienses y estadounidenses, según señaló la
publicación "Automotive News", en la que rechazó gastar más dinero
en costosas promociones para vender más vehículos.
Especialmente porque pese a todo, Chrysler sigue estando en la
parte alta de la tabla de gastos en incentivos. Según Edmunds.com,
el Grupo Chrysler se gastó en febrero una media de 3.388 dólares por
automóvil en incentivos, ligeramente por detrás de General Motors y
a mucha distancia de Toyota, Honda o Hyundai.
Pero la cifra fue muy inferior a la cifra récord de 5.608 dólares
que alcanzó en febrero de 2009.
Así que Chrysler no vende tanto pero tampoco gasta tanto.
Mientras, Marchionne prepara la progresiva presentación de los
Chrysler de la era Fiat, automóviles producidos con plataformas
europeas para el nuevo gusto estadounidense. El directivo planea 21
nuevos vehículos de aquí al 2014 y rentabilidad en el 2011.
Antes, a finales de este año, Marchionne reintroducirá en el
mercado norteamericano la marca Fiat, tras más de 25 años de
ausencia.
Para ello, la semana pasada nombró a Laura Soave, hasta ahora una
de las directivas de Volkswagen en Estados Unidos, como responsable
de Fiat en Norteamérica.
Uno de los principales objetivos de Soave es que la llegada a
Estados Unidos del Fiat 500 a partir de diciembre sea un éxito.
Marchionne considera que los resultados del 500 pueden anticipar
el futuro del Grupo Chrysler.
"Este auto auténticamente icónico es un ejemplo del estilo,
tecnología y pasión italianos y ofrece algo más. El 500 anuncia una
nueva visión del papel de la tecnología en la movilidad sostenible"
dijo Marchionne al anunciar el nombramiento de Soave. EFE