Atenas, 8 feb (EFE).- Grecia afronta una jornada crucial a la espera de la respuesta de los partidos políticos a los acreedores internacionales de la tríada para poder formalizar un nuevo préstamo de al menos 130.000 millones de euros.
Si Grecia se niega a aceptar las medidas adicionales de austeridad exigidas por la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), estas instituciones no concederán un nuevo préstamo y bloquearán el proceso de la quita, lo que llevará al país a la quiebra.
¿Cuántas veces ha sido rescatada Grecia?
Para evitar la quiebra, en mayo de 2010, la UE y el FMI aprobaron la concesión de un préstamo por valor de 110.000 millones de euros que se ha entregado por tramos (aún falta el último, de 9.000 millones de euros) a cambio de un drástico plan de ahorro público. Antes de la entrega de cada tramo, la tríada -en representación de los prestamistas- ha revisado las reformas adoptadas y ha obligado a Atenas a aprobar nuevas medidas de austeridad.
A mediados de 2011 se discutió un nuevo plan de rescate, pero, ante la falta de acuerdo europeo, fue pospuesto. En la cumbre del 26-27 de octubre se pactó un préstamo adicional de 130.000 millones de euros y una quita de deuda. Éste es el "rescate" que se discute ahora.
¿Qué medidas exige la tríada para el préstamo?
La reducción del gasto público en 2012 en un 1,5 % del PIB, unos 3.300 millones de euros, de los que casi un tercio sería sanitario; 300 millones en Defensa y 500 millones en organismos públicos. Además, se exige la reducción de los salarios más altos en las empresas públicas y su inmediata privatización. El gobierno ya ha accedido a reducir 15.000 puestos de empleo público, dentro de un recorte de 150.000 hasta 2015.
El aspecto más polémico es, empero, la reforma laboral que incluye una rebaja de entre el 20 % y el 25 % del salario mínimo de 751 euros, el recorte de 20 % de las pensiones por encima de 1.000 euros y una disminución sustancial de los complementos salariales que superen los 150. Estas medidas las rechazan los griegos en las encuestas.
Los sindicatos, patronal y la mayoría de los griegos se oponen a estas medidas puesto que, tras dos años de recortes, el paro se ha doblado hasta el 20 % y la capacidad adquisitiva de los trabajadores se ha visto severamente reducida (los salarios han caído en un 20-30 %, mientras los precios -a causa de la elevación de los impuestos indirectos y factores monetarios ligados al euro- han subido un 10 %). Como consecuencia, unos 60.000 negocios han cerrado, de ahí la oposición de parte de los empresarios a mayores recortes salariales.
Además, la bajada salarial ha provocado una reducción de las contribuciones a la Seguridad Social, haciendo aún más insostenible el sistema de pensiones.
¿Qué critica la tríada?
Los acreedores europeos y el FMI han criticado los retrasos de Atenas a la hora de aplicar las reformas, entre ellas un plan de privatizaciones de 50.000 millones de euros. Los partidos de la coalición gubernamental -socialistas, conservadores y ultraderechistas- se resisten a adoptar políticas impopulares porque les castigaría en las elecciones de abril próximo.
¿Qué es la quita?
Se trata de una reestructuración de la deuda en manos de bancos privados y fondos de inversión (que poseen 206.000 millones de euros en títulos, de los 360.000 millones que adeuda Grecia). Mediante la sustitución de los actuales bonos por títulos depreciados se condonarían 100.000 millones, permitiendo que, hasta 2020, la deuda pase de suponer el 160 % del PIB actual al 120 %, un nivel que los expertos consideran sostenible.
Esta medida ha sido exigida por la UE y el FMI, ya que esta segunda institución tiene prohibido estatutariamente financiar deudas consideradas insostenibles.
El acuerdo con los acreedores privados está prácticamente cerrado, pero, dadas las malas perspectivas económicas, se ha pedido que el BCE, el mayor tenedor de deuda helena con 50.000 millones, que participe en la quita.
Los bancos, que guardan grandes volúmenes de deuda nacional, necesitarán 40.000 millones de euros para reponerse después de un canje de deuda que les ocasionará pérdidas de al menos el 50 %, por lo que parte del nuevo préstamo se utilizaría para la recapitalización bancaria. EFE