Seúl, 4 dic (EFE).- Corea del Norte confirmó hoy que el pasado
lunes revaluó su moneda para atajar la inflación y el desequilibrio
económico, al mismo tiempo que indicó que eliminará el uso de
divisas extranjeras en tiendas y restaurantes, según el diario
pro-norcoreano Choson Sinbo.
"Esta reforma monetaria está destinada a revaluar nuestra moneda
para una circulación más fluida", aseguró un funcionario del Banco
Central norcoreano, Jo Song-hyon, en una entrevista con el Choson
Sinbo, que se edita en Japón y tiene una oficina en Pyongyang.
El funcionario detalló que el objetivo es recortar la cantidad de
wones en circulación y añadió que el Gobierno eliminará el uso de
divisas en tiendas y restaurantes, donde los extranjeros deberán
utilizar la moneda norcoreana.
Los medios surcoreanos ya habían informado a principios de esta
semana de que Corea del Norte había apreciado su moneda por primera
vez en 17 años y eliminado dos ceros de la antigua divisa, por lo
que la anterior moneda de 1.000 wones fue sustituida por otra de 10
unidades.
La prensa surcoreana apuntó a que el objetivo de esta reforma era
parar la inflación y contrarrestar el uso en el mercado negro de
moneda extranjera para frenar la expansión del libre mercado en el
país comunista.
En la entrevista publicada hoy, el funcionario norcoreano explicó
que Corea del Norte sufría inflación y desequilibrios debido a las
dificultades económicas a raíz de las sanciones internacionales
contra el régimen.
Añadió que la situación se vio agravada por los desastres
naturales que sacudieron el país y la caída del bloque comunista en
la década de los 90.
Según algunos expertos surcoreanos, la revaluación del won
norcoreano, que se produjo de forma inesperada, no sería una medida
para reformar la aislada economía norcoreana, sino que tendría fines
políticos para mantener el régimen y preparar la sucesión del poder
en el país comunista.
La reforma monetaria ha pillado por sorpresa a la población de
Corea del Norte, donde ha habido gran revuelo por el cambio, según
la prensa en Seúl. EFE