Washington, 8 ago (EFE).- Dos años después del estallido oficial
de la crisis de las hipotecas de alto riesgo al haber reventado la
burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, la primera economía mundial
muestra indicios de que empieza a salir de la recesión más
prolongada y profunda en siete décadas.
Si bien la caída de los precios de las viviendas se inició en
2006, los analistas fechan el arranque de la crisis en el 9 de
agosto de 2007, cuando la Reserva Federal y el Banco Central Europeo
intervinieron proveyendo liquidez, en gran volumen, a los mercados
ante el riesgo de crisis bancaria sistémica.
En principio se trató de la "crisis de las hipotecas de alto
riesgo" ("subprime"): la burbuja se infló porque las entidades
financieras concedieron sin mesura préstamos a personas con
solvencia insuficiente para cumplir con los pagos, en un contexto de
tipos de interés muy bajos, antes de que la Reserva Federal los
elevara entre 2004 y 2006 por la evolución de la inflación y la
economía.
La incapacidad de muchos hogares para hacer frente a los pagos
llevó al derrumbe de los precios y la paralización del negocio
inmobiliario en Estados Unidos. En el verano de 2007 estalló la
segunda burbuja, la de las hipotecas convertidas en papeles de
especulación financiera o, como la llaman los expertos, "mortgage
securitization".
Durante los años del "boom" millones de préstamos hipotecarios
-que en teoría valían billones de dólares- se habían empaquetado,
dividido, reempaquetado y subdividido vendiéndose a precios de pura
especulación financiera en el mundo entero.
"Hay una intervención evidentemente mayor del gobierno en los
mercados como resultado de esta crisis", dijo a EFE, Aparna Mathur,
una investigadora de política económica en el grupo conservador
American Enterprise Institute.
"Y hay una presión para que haya más regulaciones, nuevas
agencias supervisoras", añadió. "Pero quizá más regulación no sirva
de mucho. La crisis ocurrió por el comportamiento de los mercados
con instrumentos financieros novedosos, y que por ser innovadores no
estaban regulados".
Al final, el sistema financiero estaba en ruinas y fue necesaria
la mayor intervención del Gobierno de Estados Unidos en la economía
desde la Segunda Guerra Mundial.
Los mayores bancos hipotecarios del país -Fannie Mae y Freddie
Mac-, la mayor aseguradora -American International Group (AIG)- las
mayores y más prestigiosas firmas financieras -Bear Stearns, Lehman
Brothers, Merrill Lynch- y los bancos más soberbios -Citi, JP
Morgan, Bank of America, Wells Fargo, Wachovia y cientos más-
quedaron "expuestos" a la crisis.
"La historia de los mercados es la historia de las burbujas y los
colapsos", señaló Robert Johnson, miembro de la junta del Economic
Policy Institute, en Washington. "Los bancos deberían ser regulados
como las empresas de servicios públicos, con una función estable".
"Los casinos y los fondos de especulación deberían estar
separados de los bancos", añadió. "La sociedad ha estado subsidiando
la financiación de estas instituciones y sus actividades volátiles y
arriesgadas".
Un año y un mes después del estallido de la crisis de los
"subprime" -el banco de inversiones Lehman Brothers quebró el 15 de
septiembre de 2008-, el sistema financiero de Estados Unidos y del
mundo estaba al borde del colapso.
Ello obligó a la Reserva Federal y al Departamento del Tesoro,
así como a los bancos centrales y Gobiernos de otros países
industrializados, a inyectar billones de dólares para mantenerlo al
menos respirando y tratar de revivir el crédito y la confianza.
Ahora, después de dos paquetes de estímulo económico que suman
1,5 billones de dólares y con el desempleo que se acerca al 10 por
ciento, la Casa Blanca considera un éxito el que se haya aminorado
el ritmo de contracción económica.
En el segundo trimestre de 2009, el mercado inmobiliario tenía
18,7 millones de viviendas vacías por ejecución hipotecaria o a la
venta sin comprador.
En todo 2008 el promedio mensual de viviendas a la venta en el
mercado fue de 4,2 millones. En los primeros seis meses de 2009 la
cifra promedio ha bajado a 3,8 millones de unidades mensuales.
Al ritmo de ventas en junio, había en el mercado casas nuevas
suficientes para 8,8 meses, comparado con un inventario equivalente
a 10,2 meses en mayo. El inventario de viviendas usadas equivalía en
junio a 9,4 meses, comparado con 9,8 meses en el mes anterior.
La tímida reactivación del negocio inmobiliario se ha canalizado
principalmente a las viviendas de precios más bajos, esto es de
hasta 300.000 dólares, dejando atrás y sin mayor interés de los
compradores las mansiones caras que eran codiciadas cuando la
burbuja estaba henchida. EFE