Washington, 19 feb (EFE).- La recuperación económica en EE.UU. no
va acompañada de momento de tensiones inflacionarias, dado que los
precios subieron menos de lo esperado en enero, un 0,2 por ciento y
la inflación subyacente registró la primera bajada desde 1982.
Según informó hoy el Departamento de Trabajo, el índice de
precios de consumo (IPC), que en diciembre había subido un 0,1 por
ciento, aumentó un 0,2 por ciento en enero, por quinto mes
consecutivo. La mayoría de los analistas había calculado un
incremento del 0,3 por ciento.
La inflación subyacente, en la que no se tiene en cuenta
elementos volátiles como la energía o los alimentos, registró un
descenso del 0,1 por ciento, algo que no ocurría desde hace casi
tres décadas. En diciembre había subido un 0,1 por ciento.
En los últimos doce meses, la inflación en Estados Unidos ha sido
del 2,6 por ciento, una décima menos que en diciembre, y la
subyacente del 1,6 por ciento, igual que el mes pasado.
Un factor importante en esta disminución del ritmo de inflación
es el descenso del 0,1 por ciento en el costo de la vivienda, que
representa más del 40 por ciento del IPC, y que refleja que el
mercado inmobiliario todavía no se ha recuperado del colapso sufrido
en los últimos dos años.
El conjunto de los datos señala que la economía de Estados
Unidos, que retornó al crecimiento a mediados del año pasado después
de cuatro trimestres de contracción, ha seguido expandiéndose a
ritmo moderado sin una elevada presión inflacionaria.
No obstante, la Reserva Federal sorprendió ayer a los mercados al
anunciar que aumentaba del 0,25 al 0,75 por ciento la tasa de
interés que cobra a los bancos por préstamos de emergencia y a corto
plazo.
La medida tiene poco efecto real en las finanzas domésticas, pero
tiene importancia porque sugiere que, tras más de dos años de
inyecciones gigantescas de dinero en los mercados y más de un año
con los tipos de referencia por debajo del 0,25 por ciento, se
aproxima el fin de la política monetaria expansiva.
El Comité de Mercado Abierto de la Reserva, que se reunirá de
nuevo el 16 de marzo, no ha tocado y ha indicado que no tocará "por
un período extenso" -expresión que los mercados entienden como un
semestre- la tasa de interés interbancario, que es la que afecta
directamente a los consumidores.
Otra señal que puso ayer en alerta a los mercados fue el informe
del Departamento de Trabajo según el cual el índice de precios de
productor (IPP) de Estados Unidos subió un 1,4 por ciento en enero,
empujado por incrementos de dos dígitos en los precios de
combustibles.
Los precios de los bienes acabados -de donde se excluyen los
alimentos y la energía- subieron un 0,3 por ciento en enero,
arrastrados por los precios más altos de camionetas y otros bienes
de capital.
Las empresas han tenido poco margen para aumentar los precios en
una economía cuyo desempleo se calcula que permanecerá en alrededor
del 9,5 por ciento hasta fines de año, lo que coarta el consumo de
las familias.
El informe de inflación que se dio a conocer hoy revela que los
consumidores no están, por tanto, sufriendo un incremento fuerte de
los precios, lo que permitirá que la Reserva Federal siga con los
bajos tipos de interés para ayudar a la reactivación económica.
El rendimiento de los bonos del Tesoro con vencimiento en diez
años -que sirve de indicador de cómo van a evolucionar los tipos a
largo plazo- registró una bajada hoy.
El informe también revela que en enero, el coste de la energía
subió un 2,8 por ciento. El precio promedio del petróleo crudo en la
Bolsa Mercantil de Nueva York fue el mes pasado de 78,40 dólares por
barril, comparado con 74,60 dólares en diciembre.
Los precios de la gasolina tuvieron en enero un aumento del 4,4
por ciento, el mayor desde agosto pasado.
Los costos de alimentación, que representan casi el 15 por ciento
del IPC, subieron un 0,2 por ciento en enero, y los precios de la
vivienda bajaron un 0,5 por ciento. EFE
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