Madrid, 19 oct (.).- El Tesoro Público español ha colocado este jueves 4.914 millones de euros en tres denominaciones distintas de deuda a medio y largo plazo, entre ellas, unas obligaciones a diez años por las que el organismo ha pagado a los inversores una rentabilidad del 4,074 %, superior al 3,985 % previo.
Según los datos de la subasta, en obligaciones a diez años, el Tesoro ha colocado 1.668 millones de euros, a ese interés marginal del 4,074 %.
Dicho interés está en línea con la rentabilidad a la que cotiza el bono español del mismo plazo (el de referencia) en el mercado secundario, que escala hoy hasta el 4,079 %.
Y ello, en un contexto de incertidumbre por las tensiones crecientes en Oriente Medio y la posibilidad de que los bancos centrales suban de nuevo los tipos de interés.
Al igual que el bono español, el alemán, considerado el más seguro de Europa, avanza este jueves y alcanza un rendimiento del 2,95 %.
Por otro lado, el Tesoro ha colocado en la subasta de hoy, la última de octubre, otros 2.221 millones de euros en bonos a siete años, que han salido a un interés marginal del 3,683 %, superior al 3,343 % previo.
Finalmente, España ha ofrecido a los inversores otras obligaciones a diez años, pero con una vida residual de dos años, de las que ha vendido 1.025 millones a un rendimiento del 3,521 %, inferior al 3,533 % previo.
La demanda por parte de los inversores ha sido alta, y ha rozado los 10.600 millones de euros, 2,1 veces más que el importe colocado.
La subasta de hoy se produce después de que el pasado martes, el Tesoro acometiera otras dos pujas más, una de letras a tres y nueve meses, incluida en el calendario oficial, y otra sindicada de un nuevo bono a quince años ligado a la inflación europea.
En letras a tres y nueve meses, el Tesoro adjudicó 2.037 millones de euros. Las de nueve meses salieron a un interés marginal del 3,818 %, un nuevo máximo histórico, y las de tres, al 3,590 %, nuevo máximo desde 2011.
Respecto a la emisión sindicada, la cuarta del año, el Tesoro colocó 3.000 millones de euros en un nuevo bono a quince años ligado a la inflación de la zona euro, que registró una demanda de superior a 29.000 millones.
La nueva referencia a quince años se emitió con una rentabilidad del 2,082 %.