Marta Garde
Rabat, 15 jun (EFE).- La presión ejercida por los sindicatos
agrícolas en la región marroquí de Agadir (sur) ha provocado que
cerca de 40 empresarios españoles instalados allí se planteen
congelar su actividad y otros incluso hayan decidido echar el
cierre.
Más de 35 empresas reafirmaron en una reciente reunión su
disposición a pasar un año en blanco o cambiar sus cultivos por
otros que requieran un menor número de trabajadores, mientras que
hay cuatro que se han puesto en venta o han cerrado temporalmente.
Según dijo a EFE el director de la Asociación Marroquí de
Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (APEFEL), Laraisse
Esserheini, "el problema reside en la aplicación del código laboral,
porque algunos de sus textos no están en concordancia con el sector
agrícola" y su interpretación acaba enfrentando a patrones y
empleados.
"Algunos responsables sindicales exageran en sus reivindicaciones
y cada vez que quieren protestar por algo van directamente a la
huelga, en las que se obstruyen las puertas de acceso al lugar y se
impide a los otros trabajar", explica a modo de resumen sobre una
situación que se remonta a finales de 2007.
Para el presidente de la Asociación Española de Empresarios en
Agadir, Javier Galindo, "las empresas han sido muy castigadas y si
no se ofrece una solución están dispuestas a no cultivar el año que
viene, aún a riesgo de perderlo todo".
"Lo único que pedimos es un nuevo convenio, donde empresarios,
sindicatos y Gobierno pongan las normas, porque aquí -asegura
Galindo- nadie está intentando ir contra ellas".
Agrupaciones como la Confederación Democrática de
Trabajadores(CDT) defienden que los sindicatos "no piden nada
extraordinario, sino el respeto de las horas de trabajo, del salario
mínimo y de la cobertura social", algo que a su juicio "muy pocas
compañías cumplen".
Pero entre el colectivo de extranjeros es unánime el argumento de
que se está respetando la legislación marroquí en materia de
salarios y protección social.
"No somos terratenientes, hemos venido a ganarnos la vida
honradamente", reitera el gerente de la española Hortupal, Santiago
Amador, que asegura haber perdido cerca de 500.000 euros en esta
campaña por las huelgas sindicales.
"La situación está como para irse al Gobierno español y solicitar
que nos ayude, o como para llegar a pedir incluso que por Algeciras
no pase ni un kilo de tomate marroquí", reclama cercano a la
convicción de que, de continuar esta tensión, "lo suyo sería cerrar
la empresa".
El secretario de Estado español de Medio Rural y Agua, Josep
Puxeu Rocamora, que propuso formalmente a Rabat la semana pasada la
creación de un comité agrícola mixto hispano-marroquí, apuntó que la
vía para solucionar el conflicto debe ser la negociación.
Y a la espera de que ésta se ponga en marcha, se ha enviado una
carta al primer ministro marroquí y a los ministerios implicados
para que medien en un conflicto del que no se libran tampoco los
agricultores del país.
"Los europeos están más afectados que los marroquíes porque ceden
más fácilmente (a las presiones sindicales), pero el asunto es muy
serio para todos y no sabemos cuál va a ser nuestro futuro",
constata el director de APEFEL.
En lo que coinciden unos y otros es que la falta de acuerdo con
los sindicatos de la región ha llevado a muchos al borde del
fracaso, y sirve de advertencia para quienes se planteen instalarse
en Marruecos llamados por los bajos salarios y la buena meteorología
del país.
"Tal y como están las cosas nadie se atreve a invertir", resume
Galindo. EFE