Londres, 11 ago (EFE).- El fuerte aumento del precio del trigo,
como consecuencia de la mala cosecha rusa que se espera, puede
generar una nueva oleada de inflación de costes para las empresas de
alimentos y bebidas de todo el mundo aunque se espera que el impacto
se limite al corto plazo, según Fitch.
"Aunque los efectos de esa nueva inflación de costes variará
según los sectores y la geografía, Fitch cree que las pequeñas
empresas que fabrican productos como el pan, la pasta o la
pastelería serán las más sometidas a presión", pronostica Pablo
Mazzini, de esa agencia de calificación de riesgo.
El precio del trigo ha registrado últimamente incrementos anuales
de hasta un 43 por ciento, señala Fitch, según la cual las cosechas
rusas afectan a los precios porque ese país es el tercer mayor
productor mundial de ese cereal.
La subida del precio del trigo sigue a la de otros cereales o
distintas materias primas agrícolas como la cebada, el maíz, el
cacao o el café.
Aunque el trigo se está comerciando por término medio un 22 por
ciento por debajo del máximo alcanzado en 2008 (o un 27 por ciento a
precios constantes), se calcula que el precio medio de las seis
materias primas agrícolas que emplean los fabricantes de alimentos
envasados ha aumentado un 15 por ciento anual.
Y lo que es más importante, esas seis materias primas tienen hoy
precios un 31 por ciento más altos que la media de los diez últimos
años a precios constantes.
El encarecimiento de los alimentos podría obligar a los
consumidores, según Fitch, a reducir el consumo o a buscar
alternativas más baratas, sobre todo en los países ricos, como ya se
ha observado en Europa occidental.
Sin embargo, otros productores de alimentos envasados mayores y
más diversificados podrán resistir mejor porque suelen contar con e
más fuentes de suministro y pueden además asegurarse mejor frente a
eventuales subidas.
Dado que los costos de la materia prima representan
aproximadamente un 20 por ciento de los costos operativos de una
empresa dedicada a la fabricación de productos envasados, el impacto
no se dejará sentir hasta dentro de unos meses.
Los productores de proteínas, como la carne avícola, podrían
también verse afectados a largo plazo por el incremento del precio
de los piensos, que representan normalmente entre un 55 y un 70 por
ciento de los precios operativos totales.
El fuerte incremento del precio del trigo y la cebada tendría
seguramente un impacto limitado en ese sector ya que pueden
utilizarse también como pienso otras cosechas como las semillas de
girasol, maíz o soja.
Las grandes compañías de la agroindustria como Archer DAnies
Midland, Cargille o Bunge Limited, podrían beneficiarse por el
contrario del encarecimiento del trigo gracias a su tamaño, alcance
geográfico, diversificación de materias primas y a sus vastas redes
de almacenamiento, transporte y logística.
Por el contrario, los pequeños comerciantes de productos
agrícolas que dependen de los suministros de Rusia pueden ser de
pronto incapaces de cumplir sus compromisos o se exponen a pérdidas
si necesitan comprar de pronto trigo en el mercado al contado a
precios siempre más altos. EFE