Teresa Bouza
Washington, 29 ene (EFE).- La economía de EE.UU. experimentó el
mayor repunte en más de seis años durante el último trimestre del
2009 al crecer a una tasa anual del 5,7 por ciento gracias en buena
medida a los menores recortes de inventarios, dijo hoy el Gobierno.
El dato superó las previsiones del consenso de analistas, que
había anticipado un crecimiento del 4,5 por ciento para la recta
final del ejercicio.
La cifra, que llega tras un crecimiento del 2,2 por ciento en el
tercer trimestre del pasado año, supone, además, la señal más firme
hasta la fecha de que la peor recesión de las últimas siete décadas
ha tocado su fin.
Eso es lo que creen gran parte de los economistas del país,
aunque el centro encargado de declarar oficialmente el final de las
recesiones, el National Bureau of Economic Research, no se ha
pronunciado al respecto.
Por lo demás, la economía estadounidense acabó el año en
territorio negativo, al contraerse en conjunto un 2,4 por ciento, la
mayor caída desde 1946, el primer año tras el final de la II Guerra
Mundial.
Aun así, las señales de reactivación son innegables, aunque los
expertos contienen su optimismo.
"Sería prematuro descorchar el champán", escribió en una nota a
sus clientes Ed McKelvey, economista del banco Goldman Sachs, quien
recordó que el repunte del último trimestre responde al gran cambio
en la política de inventarios, así como al estímulo gubernamental.
Los inventarios empresariales se redujeron en 33.500 millones de
dólares en el cuarto trimestre, tras caer 139.200 millones entre
julio y septiembre.
En total, el 60 por ciento del crecimiento del último trimestre
obedeció a esa fuerte caída en la reducción de inventarios, que
demuestra que las empresas han vuelto a reponer sus existencias,
mermadas por la recesión.
Aun así, cuando se descuentan los inventarios, Estados Unidos
creció a una tasa anual del 2,2 por ciento, lo que demuestra que
otros segmentos de la economía también están resucitando.
Entre las señales esperanzadoras está el repunte en la inversión
empresarial, que aumentó un 2,9 por ciento en el último trimestre
tras una erosión continuada a lo largo de todo el año que provocó
una contracción de la inversión del 17,9 por ciento en 2009.
Los observadores confían en que si los negocios aumentan sus
gastos comenzarán pronto con las contrataciones y recuerdan la gran
mejoría que se produjo entre principios del 2009, cuando la
contracción alcanzó el 39,2 por ciento y finales de año.
El mercado laboral, con una tasa de desempleo del 10 por ciento,
el nivel más alto de los últimos 25 años, se ha convertido en uno de
los principales lastres de la recuperación.
A eso se suma el que los salarios aumentan al ritmo más bajo de
los últimos 25 años, lo que limita la capacidad de gasto de los
estadounidenses, un factor crucial en una economía cuyo crecimiento
depende casi en un 70 por ciento del consumo.
Además, para crear empleo, EE.UU. necesitaría crecer por encima
del tres por ciento, algo que el consenso de expertos no adelanta
que ocurra en los meses venideros, cuando se desvanezca el efecto
rebote del estímulo empresarial y el impacto positivo de los
inventarios.
La Casa Blanca ha adelantado, de todos modos, que la creación de
empleos será la prioridad en materia económica durante el 2010, y la
Reserva Federal (Fed) se ha comprometido a mantener los tipos en
niveles próximos a cero para ayudar a la recuperación.
El Gobierno estadounidense planea también destinar 30.000
millones de dólares del plan de rescate financiero para que bancos
locales concedan créditos a las empresas, lo que permitirá a éstas
contratar a más personal. EFE
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