Bruselas, 29 dic (EFE).- Las empresas europeas podrán ofrecer
servicios en otros países con mayor facilidad a partir de hoy tras
la entrada en vigor el lunes de la polémica "directiva Bolkestein",
que inaugura un mercado de servicios comunitario.
La norma, que fue adoptada por la Eurocámara y los líderes
europeos el 12 de diciembre de 2006 tras una complicada negociación,
reduce los trámites burocráticos que afrontan las empresas de
servicios para operar en países distintos al suyo, incluso si
carecen de filiales en ellos.
Los documentos de residencia y los requerimientos de capital
solicitados por algunos países son algunas de las exigencias que
quedarán eliminadas tras finalizar el plazo de tres años fijado para
transponer la norma a las legislaciones nacionales.
Sin embargo, fuentes comunitarias avisan de que Grecia,
Eslovenia, Eslovaquia, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Polonia no han
completado la transposición de la ley destinada a extender al sector
servicios la libertad que ya existe en Europa en mercancías y
personas.
Las mismas fuentes aseguraron que todos los Estados miembros
están haciendo grandes esfuerzos para adaptarse a la norma y
confiaron en que el proceso sea completado en el primer trimestre de
2010.
En España, el pasado 27 de diciembre entró en vigor la llamada
"ley ómnibus", que modifica 47 leyes nacionales que afectan a la
energía, el transporte, las comunicaciones, la agricultura o la
sanidad, entre otros, para adaptarse a la directiva.
La ley puso en pie de guerra este mes al sector del taxi, que se
manifestó masivamente en Madrid, al considerar que otorga muchas
facilidades a las empresas de alquiler de coches con conductor (algo
que les quita cuota de mercado).
Finalmente, los taxistas lograron retirar un párrafo del punto 21
de la ley, con lo cual un vehículo de alquiler con conductor no
podrá hacer servicios en toda España, sino que su punto de origen
siempre tendrá que ser la comunidad autónoma a la que pertenezca.
Durante la tramitación de la ley española, ésta superó otros
obstáculos relacionados con los procuradores de tribunales, que han
conseguido introducir una limitación para que el ejercicio de esa
profesión sea incompatible con otra.
La liberalización también se ha producido en España en los
colegios profesionales, por lo que -por ejemplo- a partir de ahora
un abogado podrá ejercer en cualquier lugar, sin limitación de su
colegiación geográfica.
La polémica directiva que lleva el nombre del ex comisario
europeo de Mercado Interior Frits Bolkenstein, autor de la propuesta
inicial, encontró desde sus inicios una importante oposición en
algunos países como Francia, Alemania y Bélgica, temerosos de que
pudiera provocar una reducción generalizada de los derechos
laborales en Europa.
La directiva se convirtió incluso en un argumento de los
partidarios del "no" durante la campaña del referendo francés sobre
la Constitución Europea, pues lo veían como ejemplo de amenaza al
modelo social europeo.
Finalmente, la norma logró el sí tras eliminar el "principio de
país de origen", en virtud del cual, los operadores trasnacionales
sólo se atendrían a la ley del estado donde radicaran (lo que había
hecho temer por una masiva deslocalización de negocios a los países
menos exigentes).
La versión finalmente sancionada consagra la libre circulación de
las empresas de servicios, pero permite a los estados restringir la
apertura del sector por razones de "orden público, seguridad
pública, protección al medio ambiente o salud pública", siempre que
no discriminen entre empresas nacionales y europeas al hacerlo.
Además, la lista de exenciones incluye los servicios no
económicos de interés general -tal como los defina cada país- como
por ejemplo los fiscales, audiovisuales, notariales, de seguridad,
de beneficencia, las empresas de trabajo temporal, la salud y los
juegos de azar.
También limita su alcance sobre los llamados servicios económicos
de interés general -postales, sector eléctrico, gas, distribución y
suministro de agua y gestión de residuos-.
En el momento de la aprobación, se estimaba que la aplicación de
la directiva propiciaría la creación de 600.000 nuevos empleos en la
UE, pese a la rebaja del contenido.
La Oficina de Análisis de Política Económica de Holanda estima
que aportará entre 60.000 y 140.000 millones de euros de beneficios
a la UE, el equivalente a entre el 0,6 y el 1,5% del PIB.
Además, la directiva beneficiará a los consumidores, al prohibir
que se apliquen distintas condiciones y tarifas dependiendo del país
de procedencia, según la Comisión Europea.
El sector servicios supone el 70% de la economía de la Unión
Europea, aunque el porcentaje afectado por la directiva es menor
debido a las áreas exentas de su aplicación. EFE