Londres, 27 abr (EFE).- La llegada masiva de capitales
occidentales a las economías emergentes podrían tener un efecto
desestabilizador y crear una nueva crisis, según los expertos del
banco británico Standard Chartered.
"Se está gestando un problema en buena parte de las economías
emergentes", advierte el banco en un informe, que recomienda adoptar
medidas urgentes para prevenir el peligro de ese flujo de capitales
en busca de una alta rentabilidad inmediata.
Según Gerard Lyons, director de análisis económicos del banco
británico, Asia es el mayor receptor de capitales occidentales, pero
hay también pruebas de actividad especuladora en Latinoamérica, el
Este de Europa y África.
La combinación de un período prolongado de intereses bajos en
Occidente y fuerte crecimiento en los países emergentes significa
que seguirán llegando allí nuevos capitales.
"La magnitud de esos flujos de capitales podría seguir creciendo,
lo que representa un riesgo aunque éste sea consecuencia del éxito
económico", afirma Lyons.
"Del mismo modo en que un exceso de liquidez contribuyó a los
problemas de las economías desarrolladas de Occidente antes de la
crisis financiera, un exceso de liquidez puede causar nuevos
problemas económicos y financieros en los países emergentes",
advierte el informe de Standard Chartered.
Los grandes flujos de capital de las economías emergentes, en
especial de las asiáticas, contribuyeron a inflar las burbujas que
condujeron al "crack" financiero de 2007 en Occidente, y, según el
informe del banco británico, se ha invertido ahora la dirección de
los flujos de liquidez globales.
Los receptores son lo mismo países con fuertes superávit de sus
balanzas por cuenta corriente como China que otros con déficit como
Vietnam o la India.
Aunque los países emergentes necesitan inversiones directas para
crecer, la llegada de capital especulativo es preocupante, según
Standard Chartered.
"Aunque ese dinero se considera temporal, persiste hasta que se
elimina el incentivo ala especulación", advierte el informe.
Según Lyons, los países emergentes tienen que aprender la lección
de lo ocurrido en Occidente y utilizar una batería de medidas,
incluidos cambios flotantes de moneda, una profundización de los
mercados financieros y el uso selectivo de los controles de capital
para impedir que los flujos especulativos desestabilicen sus
monedas.
Singapur, China y Hong Kong han aplicado ya políticas destinadas
a prevenir una explosión en los mercados de la propiedad
inmobiliaria. EFE