(Añade información de anuncio oficial)
Washington, 22 oct (EFE).- El Gobierno de Estados Unidos
anunciará hoy que reducirá a la mitad la remuneración de los
ejecutivos de las empresas que han recibido más asistencia pública,
incluidas General Motors y Bank of America.
Informará de la decisión Kenneth Feinberg, el llamado "zar de la
remuneración", encargado por el Gobierno de revisar el sistema de
compensación de esas compañías, en una rueda de prensa en el
Departamento del Tesoro a las 17.30 GMT.
La medida fue filtrada a la prensa el miércoles y confirmada hoy
por la presidenta del comité del Congreso que supervisa las ayudas
públicas al sector privado, Elizabeth Warren.
La decisión, según Warren, es una manera de decir a los
directivos que "tienen que entender que no pueden ir de fiesta como
si esto fuera 2007 (antes de la crisis). Si van a recibir dinero de
los contribuyentes, eso significa que el juego tiene que cambiar'",
explicó en una entrevista en la cadena de televisión CBS.
Fuentes anónimas dijeron a varios medios de prensa que el
Gobierno de EE.UU. reducirá a la mitad la remuneración de 175
empleados, los mejor pagados de General Motors, Chrysler, Chrysler
Financial, GMAC, Bank of America, Citigroup y American International
Group (AIG).
Esas siete empresas han recibido cientos de miles de millones de
dólares en fondos públicos para sobrellevar la crisis.
"Creo que el hecho de que el Gobierno haya dado tanto dinero
público va a hacer pensar a esos ejecutivos antes de saltarse las
instrucciones del Gobierno sobre la compensación", dijo Warren.
Los sueldos de los directivos serán cortados un 90 por ciento en
media, lo que dejará a la mayoría de ellos por debajo de la línea
del medio millón de dólares al año.
Además, el Gobierno limitará las ventajas añadidas de ser un alto
ejecutivo de esas empresas, como el uso de aviones de la compañía
para viajes personales, automóviles con chofer y pertenencia a
clubes exclusivos.
Los ejecutivos recibirán parte del dinero que habrían obtenido
como salario en forma de acciones que no podrán vender por cierto
número de años.
El objetivo de esa medida es limitar el comportamiento
cortoplacista de los directivos, pues sus ingresos dependerán de la
fortuna de la empresa a medio y largo plazo.
El Gobierno achaca parte de la culpa de la crisis a apuestas
arriesgadas llevadas a cabo por esos ejecutivos, que generaron altos
beneficios a corto plazo, pero cargaron a las empresas con más deuda
y préstamos de mala calidad.
"Lo que tenemos que hacer es cambiar las normas básicas para
alinear los incentivos de los ejecutivos con la salud a largo plazo
de la compañía y al mismo tiempo la salud a largo plazo de la
economía", opinó Warren.
La decisión de Feinberg no afectará a otras empresas que
aceptaron menos dinero público o que ya lo han devuelto, por lo que
su impacto en el sector financiero en general es cuestionable.
De hecho, si las siete compañías en cuestión pagan los fondos al
Gobierno, los directivos podrán vender sus acciones antes de lo
previsto.
Feinberg cuenta con el poder total de determinar la remuneración
de los 25 empleados que más ganan en esas empresas, como parte del
acuerdo firmado cuando el Gobierno las intervino. EFE