París, 20 ago (EFE).- El presidente de Francia, Nicolas Sarkozy,
anunció hoy que su Gobierno recortará o suprimirá deducciones
"fiscales y sociales" por valor de 10.000 millones de euros a partir
de otoño.
Sin precisar cuáles de las exoneraciones vigentes en la
actualidad se verán afectadas, el presidente ha incluido esta medida
en un conjunto de propuestas destinadas todas ellas a cumplir sus
objetivos de reducción del déficit público.
Lo que sí ha confirmado es que el recorte se aplicará ya en
otoño, según se recoge en el comunicado difundido por el Palacio del
Elíseo al término de la reunión de trabajo extraordinaria que
Sarkozy mantuvo con su primer ministro, François Fillon, y los
titulares de Economía, Christine Lagarde, y de Presupuestos,
François Baroin.
Algunos medios de comunicación avanzan, entre las exoneraciones
que se verán afectadas, las que se aplican a la compra de vivienda o
las calificadas de "verdes".
En ese segundo grupo se incluyen, por ejemplo, las de la
instalación de equipamientos ecológicos, como pueden ser los paneles
fotovoltaicos que reducen el consumo eléctrico o las subvenciones a
los biocarburantes.
El Elíseo no entra en detalles en el documento de conclusiones
del encuentro de hoy, celebrado en la residencia presidencial de
verano, el Fuerte de Brégançon -muy cerca de donde el presidente
pasa sus vacaciones en el sureste del país-, y centrado
exclusivamente en la situación económica y en las medidas anticrisis
previstas para la vuelta del curso político.
Además de fijar las acciones concretas para reducir el déficit
público, la cita ha servido para que Sarkozy y sus ministros
confirmaran su previsión de crecimiento para este año fijada en el
1,4% y revisaran a la baja, del 2.5% al 2%, la del año próximo.
"La perspectiva de crecimiento del 1,4% se alcanzará o superará
este año", mientras que en el siguiente ejercicio se situará en el
2%, precisa la nota del Elíseo.
Para el presidente galo, añade, la reducción del déficit público
del actual 8% al 6% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2011 y al
3% en 2013, "constituye un objetivo principal para el país",
independientemente de cuál sea el nivel de crecimiento.
La reducción del déficit se hará manteniendo la actual política
de austeridad y recortando el gasto público, con iniciativas como la
citada supresión o reducción de desgravaciones fiscales, el recorte
de los gastos de funcionamiento del Estado de un 10% de aquí al
2013, o la continuidad del programa de "no sustitución" de un
funcionario de cada dos que se jubilen.
Sin embargo, "no aumentarán ni el impuesto sobre la renta, ni el
IVA ni el impuesto de sociedades" y se mantendrá el valor de las
transferencias del Estado a las colectividades territoriales.
Son los resultados de esta minicumbre económica con la que el
Gobierno galo ha hecho un paréntesis en las vacaciones para preparar
una vuelta al trabajo que se prevé complicada.
El primer Consejo de ministros será el próximo día 25, y a
principios de septiembre comienza el debate parlamentario sobre la
convertida reforma de las pensiones, una de las prioridades de
Sarkozy.
Su ministro de Trabajo, Eric Woerth, salpicado por el escándalo
financiero y político en torno a la fortuna de Liliane Bettencourt,
heredera de L'Oréal y una de las mujeres más ricas de Francia, será
el encargado de defender en la Asamblea Nacional la polémica
reforma, muy criticada por los sindicatos, que prevé aplazar la edad
de jubilación de los 60 años actuales a los 62.
Woerth figura en la quinielas de la prensa como uno de los
posibles afectados por la remodelación del gabinete que Sarkozy
anunció para el próximo mes de octubre y que, según algunos medios,
también podría afectar al primer ministro Fillon, para cuyo puesto
se baraja el nombre de la actual ministra de Justicia, Michèle
Alliot-Marie. EFE
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