Bruselas, 15 sep (EFE).- La Comisión Europea propuso hoy
incrementar los requisitos de información y liquidez exigidos a los
derivados negociados fuera de los mercados regulados para evitar que
el mundo de las finanzas continúe siendo "un territorio del salvaje
oeste" y origine nuevas crisis financieras.
"La ausencia de todo marco regulador para los derivados
negociados en mercados no organizados (OTC, según sus siglas en
inglés) contribuyó a la crisis financiera y a las tremendas
consecuencias que aún estamos sufriendo", recordó hoy el comisario
de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier.
A su juicio, las normas que hoy ha propuesto la Comisión
"introducirán transparencia y responsabilidad" en este mercado para
saber "quién está haciendo qué y quién posee qué", así como para
evitar que "una sola quiebra desestabilice todo el sistema
financiero, como ocurrió con el colapso de Lehman Brothers", añadió.
Un derivado es un contrato entre dos partes asociado al valor
futuro de otro activo (como tipos de interés o acciones), que en el
90% de los casos es negociado fuera de los mercados habituales y de
la vigilancia de los reguladores.
El volumen de derivados negociados fuera de los mercados
regulados es enorme y en diciembre de 2009 alcanzaba los 615
billones de dólares, una cantidad que de todos modos era un 10%
menor que el pico alcanzado en junio de 2008, antes de la explosión
de la crisis financiera.
Para evitar que los reguladores carezcan de una visión global de
lo que está sucediendo en el mercado, la Comisión Europea propuso
hoy introducir la obligación de informar de cada operación con
derivados a centros de registro de datos, que estarían bajo la
responsabilidad de la futura autoridad europea de supervisión de los
mercados (ESMA).
También pretende introducir la obligatoriedad de realizar la
mayor parte de operaciones a través de unas entidades
intermediadoras autorizadas o "cámaras de compensación", que
responderán de los impagos, por lo que a su vez deberán cumplir unos
requisitos de capital mínimos.
Por otro lado, dentro del torrente de iniciativas legislativas
destinadas a tapar los agujeros que la crisis financiera dejó al
descubierto, el Ejecutivo comunitario anunció hoy medidas para
regular las ventas a corto plazo, que consisten en vender acciones
que no se poseen con la expectativa de forzar su depreciación para
poder comprarlas después a menor precio y ganar la diferencia.
"En tiempos normales, las ventas en corto contribuyen a la
liquidez del mercado y a una fijación de precios eficiente. Pero en
mercados estresados, puede ampliar las caídas de precios, llevar a
desórdenes y riesgos para el sistema", explicó Barnier, quien
defendió que la nueva norma servirá para detectar anomalías en los
mercados de deuda soberana, como las ocurridas durante la reciente
crisis del euro.
Según la propuesta de hoy, los inversores deberán especificar si
la toma de posición es a corto plazo para que los reguladores sean
conscientes de ello a la hora de vigilar riesgos.
Pero, teniendo en cuenta que "la transparencia por sí sola podría
ser insuficiente", la norma propuesta hoy por el Ejecutivo
comunitario permitirá que supervisores del mercado nacionales
limiten o prohíban las ventas al descubierto de acciones y seguros
contra el impago de deuda (CDS).
Además, en última instancia y en situaciones de emergencia, este
poder recaerá en la futura autoridad europea de supervisión de los
mercados (ESMA), que deberá comenzar a funcionar en 2011 tras el
acuerdo alcanzado entre el Parlamento Europeo y los Veintisiete para
poner en marcha un nuevo sistema de supervisión financiera en la UE.
Con la propuesta de hoy, Bruselas también desea evitar que los
estados miembros actúen por su cuenta, como ocurrió durante la
crisis del euro con Alemania que, tras conminar a la CE a acelerar
los trabajos, decidió prohibir ciertas ventas al descubierto, a las
que se responsabilizaba del súbito encarecimiento sufrido por la
deuda soberana de algunos países del euro.
De ser aprobada por los Veintisiete y el Parlamento europeo, la
iniciativa aprobada hoy por el Ejecutivo comunitario entraría en
vigor en 2012. EFE