Nueva York, 6 nov (EFE).- Wall Street apostó hoy con una subida del 1 % por que surja un claro ganador de los comicios en Estados Unidos y que la economía del país dé continuidad a su paulatina recuperación, tanto si el presidente Barack Obama se hace con la reelección como si se la arrebata el republicano Mitt Romney.
"Durante los últimos meses hemos estado diciendo que el mercado va a subir con fuerza en noviembre y diciembre sin importar quién gane (las elecciones). Parece que la economía está mejorando y la Reserva Federal sigue inyectando dinero en el sistema", dijo en una nota a sus clientes el estratega de RW Baird & Co, Bruce Bittles.
El Dow Jones de Industriales, la principal referencia del parqué neoyorquino, acabó esta jornada electoral con una subida del 1,02 % ó 133,24 puntos para quedar en las 13.245,68 unidades, mientras que el selectivo S&P 500 moderó sus ganancias en la recta final hasta el 0,79 % y el índice compuesto del mercado Nasdaq hasta el 0,41 %.
No es la primera vez que los mercados de valores de Nueva York se cubren de verde en una jornada electoral en Estados Unidos: el día de los comicios de 2008, en los que Obama venció al republicano John McCain, el Dow Jones de Industriales subió un fuerte 3,3 %, el S&P 500 el 4 % y el Nasdaq el 3,1 %.
También destacó hoy la fuerte subida del petróleo de Texas, de referencia en Estados Unidos, que ganó un 3,57 % para cerrar en los 88,71 dólares por barril, así como la del oro, que acabó en los 1.715 dólares la onza.
"Sea quien sea el elegido, el mercado va a subir durante el cuarto trimestre", dijo por su parte la gestora del fondo TCW Dividend Focused, Diane Jaffee, confiada en que la economía dé continuidad al crecimiento mostrado en el tercer trimestre del año, cuando el producto interior bruto (PIB) avanzó el 2 %.
Hasta esta noche no se conocerá el nombre del ganador de los comicios y las encuestas están mostrando hasta el final una reñida contienda entre Obama y Romney. De hecho, la diminuta aldea de Dixville Notch, en el estado de Nuevo Hampshire, escenificó la primera votación de la jornada electoral con un empate de cinco votos para cada candidato.
Sin embargo, Wall Street parece estar confiando en que hoy se conocerá el nombre del próximo inquilino de la Casa Blanca y que no se repetirá lo ocurrido en 2000, cuando las dificultades en el recuento de Florida hicieron que se necesitaran cinco semanas y la intervención del Tribunal Supremo para proclamar ganador a George W. Bush.
Sea quien sea el ganador, los inversores esperan que las elecciones signifiquen también que Washington se pondrá manos a la obra para tratar de evitar el llamado "abismo fiscal" que lleva amenazando durante meses a la mayor economía del mundo y cuya resolución se ha postergado debido a la campaña electoral.
Así es como se ha denominado a la situación que puede afrontar EE.UU. en enero si republicanos y demócratas no se ponen de acuerdo para equilibrar las cuentas públicas a través de una subida de los impuestos a la nómina y en recortes automáticos del gasto de 1,2 billones de dólares en la próxima década para reducir el déficit.
Los mercados neoyorquinos celebraron además que la incertidumbre que han generado estas reñidas elecciones en Estados Unidos (el Dow Jones ha perdido más del 2,6 % en el último mes) acabe hoy de una vez por todas.
"El miércoles por la mañana realmente se va a ver en Wall Street un sentimiento colectivo de alivio porque toda la incertidumbre que ha envuelto a los mercados va a desaparecer", aseguró por su parte el jefe de inversiones de BMO Private Bank, Jack Ablin.
Así, era complicado desprender si Wall Street apuesta por una victoria de Romney, su candidato predilecto como ha quedado claro en las contribuciones del sector financiero a su campaña electoral, o del actual presidente de EE.UU., bajo cuyo mandato el Dow Jones se ha disparado más del 60 %.
Y es que los inversores neoyorquinos saben muy bien que gran parte de esa fuerte subida de la bolsa se ha debido a la política monetaria expansiva de la Reserva Federal estadounidense que ha favorecido la Administración del presidente Obama y a la que se opone Romney. EFE