César Muñoz Acebes
Pittsburgh (EEUU), 25 sep (EFE).- El G-20 respaldó hoy una cesión
de voto en el Fondo Monetario Internacional (FMI) de los países
ricos a las naciones en desarrollo, con lo que abre un proceso de
negociación del que aún se podría beneficiar España.
En su comunicado final, el Grupo se comprometió "con un cambio
del porcentaje de cuota (que determina el voto) para los mercados
emergentes dinámicos y los países en desarrollo de por los menos el
cinco por ciento de los países sobre-representados a los países
infra-representados".
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero,
interpretó en una rueda de prensa que "en las conclusiones de hoy la
reforma nos deberá dar mayor peso y representación en el FMI".
El director ejecutivo del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, dijo a
Efe que el proceso negociador podría aún decantarse en favor de
España, pese a que la declaración del G-20 sólo habla de que los
beneficiados serían países en desarrollo.
"El proceso está abierto. Podría haber cambios (de voto) entre
economías avanzadas que beneficien a España. No se excluye nada",
opinó.
Un alto funcionario del FMI, que pidió no ser identificado,
aclaró que el G-20 "ha marcado una meta, pero es difícil decir aún
qué tipo de reparto (del voto) habrá país por país".
El gobierno español había presionado durante la cumbre para que
hubiera un cambio en el lenguaje del borrador de la declaración que
dejara claro que no sólo naciones en desarrollo sino también países
avanzados infra-representados como España adquirirían mayor peso con
la reforma, pero no logró su meta.
"Lo que no aceptamos es que ese peso sólo lo puedan ganar países
en desarrollo infra-representados", afirmó el funcionario.
El G-20, constituido hoy formalmente como el foro económico
mundial principal, incluye a los principales accionistas del FMI,
pero para que el cambio de poder que el Grupo aboga entre en vigor
será necesario que lo apruebe una amplia mayoría del organismo.
La declaración afirma que ese proceso de reforma debería
completarse para enero de 2011.
"Ahora queda por delante un trabajo y esperamos que el resultado
sea una mejora de la representación, seguro que el ministerio de
economía hará una buena negociación ante el FMI", dijo Zapatero.
España contaba en 2008 con un Producto Interior Bruto (PIB) de
1,6 billones de dólares, a precios de mercado, lo que equivale al
2,6 por ciento de la economía mundial.
En cambio, su poder de voto en el FMI no llega actualmente al 1,4
por ciento, aunque se elevará en tres décimas una vez que entre en
vigor otra reforma aprobada en 2008 y pendiente de ratificación por
las Legislaturas de los países miembros.
La disparidad se debe a que España ha crecido a un ritmo mayor
que la media mundial tras su integración al organismo en 1956,
mientras que su representación en el FMI apenas se ha ajustado para
reflejar ese avance.
En la cumbre, naciones como Brasil, China e India hicieron valer
su nuevo peso en la economía mundial y su salida rápida de la crisis
para que la redistribución del poder en el FMI beneficie únicamente
a los países emergentes, es decir, a ellos en especial.
Esos cuatro países, que se opusieron al cambio en el lenguaje que
quería España, habían reclamado una transferencia del 7 por ciento
del voto, mientras que Estados Unidos propuso limitarla a un 5 por
ciento.
Perderán poder principalmente naciones europeas que están
sobre-representadas, como Bélgica y Suiza, e incluso Reino Unido y
Francia, a quienes podría superar China en poder de voto.
Estados Unidos no se verá perjudicado con la reforma, puesto que
en realidad también está infra-representado: su Producto Interior
Bruto (PIB) a precios de mercado superaba en el 2008 el 23 por
ciento de la economía mundial y su poder de voto en el FMI ronda tan
sólo el 17 por ciento.
Ese porcentaje le da, sin embargo, el derecho de veto de las
decisiones más importantes, que requieren una mayoría del 85 por
ciento.
En este contexto, Washington se ha erigido como el principal
aliado de los países emergentes grandes para darles más poder en los
organismos económicos mundiales.
Su decisión de potenciar el G-20, en detrimento del G-8,
anunciada hoy, también es una forma de reconocer su nuevo peso en el
mundo. EFE