Brasil le acaba de prestar al FMI US$ 10.000 millones. Para Lula: “Esto le da al país autoridad moral para seguir presionando por cambios”, según declaraba para Reuters.
El ministro de Hacienda Guido Mantega, decía por su parte que Brasil: “Se ha unido al rango de naciones que pueden ayudar a otras durante una crisis económica global”.
Para aquellos que pretenden leer entre líneas esta decisión del gobierno brasileño, la misma resulta una jugada estratégica con beneficios potenciales por donde se la mire. Porque además de generar presión sobre el FMI, es una clara señal al mundo de la fortaleza de la economía brasileña.
Esta señal, seguramente se transformará en un mayor flujo de inversiones hacia un país que se muestra con muchos proyectos para crecer con fuerza y desarrollarse con el objetivo de acomodarse entre las potencias líderes mundiales.