Por Sarah White y Sonya Dowsett
MADRID (Reuters) - El gran superviviente de la política española, el reelecto presidente del Gobierno español Mariano Rajoy, espera aferrarse al poder con la ayuda de una abogada de 45 años con una cualidad de la que el carece: cae en gracia.
Soraya Sáenz de Santamaría, la apagafuegos de Rajoy y su número dos durante su primer mandato, es una de sus pocas aliadas que sale indemne de años de impopulares medidas de austeridad que ha erosionado la relación con la oposición.
Rajoy le ha otorgado más funciones en su nuevo gabinete, donde, además de seguir de vicepresidenta, asumirá la negociación de uno de los temas más espinosos: la campaña por la independencia de Cataluña.
En el poder con el mandato más débil de la historia moderna del país, el Gobierno del Partido Popular tendrá que ganarse los apoyos de multitud de rivales para aprobar leyes en un parlamento fragmentado. Sáenz de Santamaría desempeñará un papel clave en suavizar las hostiles relaciones con otros partidos.
Entre la oposición, Rajoy ha levantado ampollas por mantener en el cargo a varios ministros responsables de algunas de sus medidas más cuestionadas, incluida una reforma laboral que facilita el despido.
La reputación de Sáenz de Santamaría como una mujer pragmática con facilidad para el diálogo le han ganado el esquivo respeto de la oposición. Incluso se planteó como sustituta de Rajoy cuando su popularidad cayó en picado por los reiterados escándalos de corrupción en los últimos años.
"Hay una buena relación con Soraya ... solía intervenir en discusiones (..) y cuando había problemas sabia desatascar el tema", dijo Iñaki Anasagasti, exsenador del Partido Nacionalista Vasco.
AL FRENTE DE LAS CRISIS
El presidente del Gobierno ha lanzado a Sáenz de Santamaría a gestionar crisis de diversa índole, del brote de ébola en 2014 a la caída en los Alpes de un avión de Germanwings que el piloto estrelló poco después de despegar de Barcelona en 2015.
Asumió de inmediato el cargo de vicepresidenta semanas después de dar a luz, tras la mayoría absoluta del PP a finales de 2011, cuando el nuevo Ejecutivo tuvo que lidiar con una profunda recesión y elevadas cifras de desempleo.
Impoluta tras una serie de escándalos de corrupción que han dañado al PP en los últimos años, la vicepresidenta disfruta de mejores índices de popularidad que la mayoría de sus colegas de partido.
Su aparición en televisión el año pasado, cuando participó en un baile coreografiado del tema de Mark Ronson "Uptown Funk" han pulido su imagen de política cercana, un papel útil frente al estilo austero de un presidente de 61 años.
En ocasiones, el estilo empático de Sáenz de Santamaría le ha valido el escarnio de los críticos. Como portavoz del Gobierno en el momento más duro de la crisis de la eurozona en 2012, compareció al borde de las lágrimas cuando anunció recortes de gastos en sanidad y educación en la rueda de prensa semanal del gabinete.
Abogada del Estado de amplia formación, ha esquivado de forma confiada las duras preguntas de periodistas en las ruedas de prensa televisadas.
Ese papel lo asumirá ahora otro, aunque Sáenz de Santamaría mediará entre la Presidencia y el Parlamento, además de llevar la relación entre el Gobierno y las 17 regiones.
Junto con las demandas de la Generalitat catalana de celebrar un referéndum sobre la independencia, las autonomías son un quebradero de cabeza para Rajoy y fuente de buena parte del exceso de gasto que ha impedido a España cumplir con sus objetivos de déficit.
¿CANALIZARÁ A RAJOY?
Algunos partidos de la oposición y nacionalistas temen que pese a todas sus cualidades, Sáenz de Santamaría haga poco más que canalizar la inflexibilidad de Rajoy en políticas clave con un tono más conciliador.
Entre los analistas políticos se dice que carece de un amplio respaldo en su propio partido y que disfruta de un estatus de poder gracias a la lealtad del presidente del Gobierno.
Rajoy ha bloqueado todos los desafíos de Cataluña por su independencia a través de recursos en el Tribunal Constitucional en los últimos años, y su retórica dura contra los nacionalistas ha sido criticada por contribuir a alimentar tensiones.
Su nuevo gabinete ha prometido más diálogo con las autoridades catalanas, aunque en Cataluña ven improbable que Sáenz de Santamaría suponga un gran cambio en su estrategia.
"Siempre he tenido un trato afable con ella", dijo Joan Tardà, portavoz parlamentario de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). "Siempre ha negado la posibilidad (de referéndum) ni puede concebir que pueda cuestionarse lo que para ella es sagrado, que es la soberanía nacional", añadió.