Jairo Mejía
Tokio, 19 mar (EFE).- Consumidores, comerciantes y políticos
japoneses respiraron hoy aliviados tras ver rechazado el veto a la
pesca del atún rojo, manjar clave para la gastronomía de un país que
consume el 80 por ciento de las capturas mundiales.
El Gobierno japonés, con el primer ministro, Yukio Hatoyama, a la
cabeza, mostró su satisfacción al no adoptarse ayer la propuesta
para la prohibición del comercio y pesca de atún rojo, en la
Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de
Fauna y Flora Silvestres (CITES) de Doha.
Los comerciantes de Tsukiji en Tokio, la mayor lonja de pescado
del mundo y principal punto de entrada del preciado atún rojo a
Japón, también celebraron este rechazo por una mayoría de 68 votos,
frente a 20 que la apoyaban y 30 naciones que se abstuvieron.
La fuerte oposición de la delegación japonesa a la propuesta de
Mónaco, apoyada por Estados Unidos y la Unión Europea, dio sus
frutos y consiguió calmar los ánimos de muchos nipones que temían un
alza de los precios del atún, pieza central de los amantes de platos
como el sushi.
Hatoyama dijo hoy que "es bueno" que se haya rechazado la
propuesta y expresó su esperanza de que los precios del atún no
suban, aunque reconoció que aún existen problemas frente a naciones
y organizaciones que piden una moratoria para salvar los caladeros
en el Atlántico y el Mediterráneo.
El atún rojo, con el que se preparan piezas de sushi o sashimi,
además de otros platos, proviene casi en exclusiva de estas zonas de
pesca que peligran debido a que su población se ha reducido en un 75
por ciento desde 1958, según la postura de Mónaco en CITES.
Platos como el exquisito "toro", ventresca de atún crudo, pueden
superar los 8.000 yenes (65 euros) en Tokio, precio por el que se
pueden saborear unos gramos de la mejor carne de túnido elaborada en
manos de un maestro del sushi.
No obstante, el nivel actual de importaciones permite que en
Japón siga siendo muy asequible comer atún ("maguro") relativamente
fresco por menos de tres euros el sushi, lo que lo convierte en un
plato muy popular.
Japón tuvo una cuota en 2009 de 23.900 toneladas de atún rojo del
Atlántico norte, mientras que para evitar que los precios se
disparen dispone de unas reservas congeladas de unas 20.000
toneladas, que retrasarían el impacto de la caída del comercio.
No obstante, los comerciantes de Tsukiji reconocen que cada vez
llega menos atún rojo y que los precios han subido en apenas unos
meses, según el diario Yomiuri, que recoge el testimonio de un
restaurador que ha pasado a pagar 6.500 yenes (52 euros) el kilo en
febrero, frente a los 4.000 (32 euros) de noviembre.
Las organizaciones ecologistas se oponen a que Japón siga
fomentando la sobreexplotación de la población de atún rojo y piden
capturas controladas para salvar un pez que suele pesar unos 200
kilos y que está desapareciendo debido a la pesca extensiva.
A pesar de la victoria de Japón en las conversaciones de Doha, la
delegación nipona aún tendrá que enfrentarse a los países que se
oponen a su postura y que lo seguirán debatiendo hasta el 25 de
marzo, aunque el ministro de Agricultura y Pesca nipón, Hirotaka
Akamatsu, se mostró seguro de que al final no habrá cambio.
Aunque los expertos creen que Japón deberá enfrentarse a la
presión internacional si, tras el acuerdo de Doha, la Comisión
Internacional para la Conservación del Atún del Atlántico (ICCAT),
el organismo que controla las capturas mundiales del atún rojo,
demuestra que la población de la especie peligra.
Por el momento, Japón, que se ganó en Doha con una intensa labor
de presión el apoyo en la votación de países africanos y de Oriente
Medio, podrá seguir disfrutando de su gran joya gastronómica, cada
vez más popular en todo el mundo. EFE
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