A pesar de los signos de recuperación observados en la economía de los Estados Unidos, el mercado laboral sigue sufriendo las consecuencias de la profundidad de la crisis financiera.
En el mes de octubre, en los EEUU se destruyeron 190.000 puestos de trabajo. Con este resultado, la tasa de desocupación de la economía estadounidense, alcanzó los dos dígitos, específicamente, afectando al 10,2% de la Población Económicamente Activa (PEA).
El resultado esperado por los analistas de mercado relevados por Reuters anticipaba una destrucción de 170.000 puestos de trabajo.
El dato de desempleo es el más elevado que registra la economía estadounidense en los últimos 26 años.
La situación del mercado laboral preocupa por sus implicancias en las expectativas de los consumidores que afectan las decisiones de consumo de las familias. Además, el deterioro en el mercado laboral afecta a las decisiones de inversión del sector empresario.
De este modo, dependiendo de cómo reaccionen las expectativas del sector privado en relación a la evolución esperada de la economía, es que la recuperación puede demorar un tiempo más en sucederse.
En el mes de octubre, en los EEUU se destruyeron 190.000 puestos de trabajo. Con este resultado, la tasa de desocupación de la economía estadounidense, alcanzó los dos dígitos, específicamente, afectando al 10,2% de la Población Económicamente Activa (PEA).
El resultado esperado por los analistas de mercado relevados por Reuters anticipaba una destrucción de 170.000 puestos de trabajo.
El dato de desempleo es el más elevado que registra la economía estadounidense en los últimos 26 años.
La situación del mercado laboral preocupa por sus implicancias en las expectativas de los consumidores que afectan las decisiones de consumo de las familias. Además, el deterioro en el mercado laboral afecta a las decisiones de inversión del sector empresario.
De este modo, dependiendo de cómo reaccionen las expectativas del sector privado en relación a la evolución esperada de la economía, es que la recuperación puede demorar un tiempo más en sucederse.