Nacho Temiño
Varsovia, 10 oct (EFE).- El presidente de Polonia, Lech
Kaczynski, firmó hoy en Varsovia el Tratado de Lisboa, con lo que se
salva el penúltimo obstáculo para su entrada en vigor, pendiente
ahora de la rúbrica por parte del máximo mandatario de la República
Checa, Vaclav Klaus, conocido por su euroescepticismo.
Kaczynski suscribió el documento en un acto en el que estuvo
acompañado por los presidentes de la Comisión y del Parlamento
Europeo, Jose Manuel Durao Barroso y Jerzy Buzek, y del presidente
de turno de la UE y primer ministro de Suecia, Fredrik Reinfeldt.
Con esta rúbrica, Kaczynski pone fin a más de un año de oposición
al documento y sube finalmente a Polonia al tren de la construcción
europea, del que ya sólo la República Checa queda al margen como
único país que no ha completado el proceso de ratificación.
El Tratado "mejora" el funcionamiento de las instituciones
comunitarias, señaló Lech Kaczynski, que cumplió así su anuncio de
ratificar el texto sólo después de que Irlanda lo aceptase en
referéndum, algo lo que sucedía la pasada semana, cuando cerca del
70 por ciento irlandeses votaron a favor de la Carta.
Tras la decisión de Irlanda "ya no había obstáculo para
ratificarlo", añadió el jefe del Estado polaco, quien subrayó que a
pesar de todo "Polonia es y seguirá siendo un país soberano".
"Durante la negociación del Tratado de Lisboa, Polonia ha logrado
grandes éxitos", destacó Kaczynski, recordando los esfuerzos del
anterior gobierno dirigido por su hermano gemelo, Jaroslaw
Kaczynski, para "defender los intereses polacos" en Lisboa y
Bruselas.
Lech Kaczynski aprovechó su intervención para pedir que la UE,
"un gran experimento en la historia de la humanidad", se abra a
otros países, especialmente a "Ucrania y Georgia", una de las
clásicas pretensiones de la diplomacia polaca.
En abril de 2008 el Parlamento polaco (Sejm) ya dio luz verde al
Tratado Europeo, aunque por insistencia de Lech Kaczynski el texto
fue acompañado de un decreto en el que se recogían las principales
exigencias conservadoras, que pedían una referencia expresa a la
supremacía de la legislación polaca frente a la comunitaria y a la
Carta de Derechos Europeos.
Tras el "sí" del Sejm ya sólo quedaba esperar a la firma del
presidente para que, de acuerdo a la Constitución de este país, el
documento quedase definitivamente aprobado por Polonia.
"Somos testigos de una firma muy importante", afirmó Barroso tras
el acto, en el que Fredrik Reinfeldt y Jerzy Buzek expresaron su
confianza en lograr que la República Checa lo haga de final de año,
ya que es necesaria la aceptación de todos los miembros de la UE
para que el documento entre en vigor.
Paradójicamente, Lech Kaczynski se venía oponiendo hasta ahora a
ratificar un texto que él mismo negoció junto a su hermano gemelo,
entonces primer ministro y actualmente líder del principal partido
de la oposición polaca, Jaroslaw Kaczynski, que regresó de la
capital portuguesa presumiendo de victoria, tras haber obtenido
importantes concesiones de la UE sobre los derechos de veto de cada
país.
Y es que los gemelos Kaczynski lograron que el Tratado incluyese
finalmente un protocolo con una referencia al llamado "Compromiso de
Ioannina", un mecanismo que permite suspender una decisión de la UE
aunque no se tenga la minoría de bloqueo preceptiva.
Sin embargo, y a pesar de ese optimismo inicial, desde su derrota
en las elecciones parlamentarias de 2007, el partido conservador de
los hermanos Kaczynski retomó antiguas posturas euroescépticas y se
enrocó en un discurso contrario a los acuerdos alcanzados en la
capital portuguesa, por considerarlo una "amenaza para la soberanía
polaca".
A partir de ese momento los gemelos Kaczynski han acusado a los
liberales, actualmente en el poder, de querer adoptar la Carta
Europea de los Derechos Humanos, que Polonia y Gran Bretaña
impidieron que se incluyera en el Tratado de Lisboa.
Según los hermanos Kaczynski, la Carta permitiría a Alemania
reclamar indemnizaciones por los bienes abandonados en antiguos
territorios germanos cedidos a Polonia tras la Segunda Guerra
Mundial, una cuestión que aún inquieta a muchos polacos.
De hecho, y en plena campaña contra el documento, Lech Kaczynski
protagonizó una polémica intervención televisada en la que mostró a
sus conciudadanos la fotografía de la boda de dos gays
estadounidenses, mientras alertaba del riego de que la nueva
normativa europea pudiera hacer posible esa imagen en Polonia.
"Para el presidente ha sido una ocasión de imponerse, de mostrar
a los polacos que tiene otro punto de vista sobre esta cuestión
clave", explicó a Efe la politóloga Agnieszka Lada, quien destacó
que la firma es una victoria para el primer ministro liberal Donald
Tusk, con el que Kaczynski mantiene una difícil cohabitación.
Los europeístas subrayan que el Tratado es un elemento
fundamental para avanzar en la integración de los 27, ya que sin él
se debilitarían los mecanismos de decisión de la UE y se volverá al
estado de la Europa de los 15. EFE