Washington, 6 oct (EFE).- La economía china crecerá un 10,5% este
año y un 9,6% el próximo y continuará siendo uno de los motores de
la recuperación global, según las previsiones del Fondo Monetario
Internacional (FMI).
En su informe semestral "Perspectivas Económicas Mundiales", el
FMI atribuye el crecimiento al aumento sostenido en las ventas al
por menor y en la producción industrial, que confirman que "la
actividad del sector privado ha progresado más allá del impulso
propinado por el estímulo económico del Gobierno".
En 2009, el crecimiento de este país fue del 9,1%, por encima del
objetivo de su Gobierno, que se había fijado un 8,0%.
La ligera moderación que se observa en la actividad más reciente
continuará a lo largo de 2011 debido a límites más estrictos en el
crecimiento del crédito, medidas para enfriar el mercado de la
vivienda y el final del plan de estímulo fiscal en 2011.
La demanda privada interna entre este año y el próximo
representará cerca de dos tercios del crecimiento a corto plazo,
mientras que la contribución de las exportaciones netas será cercana
a cero.
La inflación para este año será del 3,5% y del 2,7% en 2011, unas
cifras que reflejan, según el FMI, más una subida en los precios de
los alimentos que en la inflación subyacente.
El Fondo recomienda que China adopte una combinación de medidas
como una apreciación de su moneda para mejorar los ingresos
internos, la eliminación de cuellos de botella estructurales que
perjudican la inversión y la demanda internas y un aumento de la
productividad en el sector servicios.
Igualmente, considera que ha llegado el momento de retirar de
modo gradual el plan de estímulo económico introducido en 2009.
Recuerda en este sentido que se han adoptado medidas para enfriar
el mercado de la vivienda y para reducir la exposición bancaria a
créditos arriesgados.
China debería centrarse ahora en acometer reformas estructurales,
como cambios en su sistema sanitario, de pensiones y educativo, una
mayor flexibilidad laboral y una reducción de los ahorros de las
empresas mediante una reestructuración de los precios de la energía,
el agua o el capital, opina el Fondo. EFE