Washington, 21 sep (EFE).- La Reserva Federal (Fed) inicia mañana
una reunión de dos días en la que no se esperan cambios en los tipos
de interés, ni tampoco muchas señales de cuándo comenzará a retirar
las medidas extraordinarias adoptadas contra la crisis.
La reunión del Comité de Mercado Abierto de la Fed se prolongará
hasta el miércoles a las 14.15 hora local (18.15 GMT), en la que se
difundirá un comunicado con las decisiones sobre los tipos de
interés, situados ahora entre el 0 y el 0,25 por ciento, y el
diagnóstico sobre la economía.
Una de las mayores incertidumbres que tienen los expertos es
cuándo comenzará la Fed a retirar las medidas extraordinarias que ha
adoptado para hacer frente a la crisis, y que le han llevado a
inyectar en el sistema financiero casi un billón de dólares en
programas de rescate y préstamos.
En condiciones normales, y en previsión de un repunte de la
inflación, esta retirada comenzaría en cuanto se detectasen síntomas
de reactivación, algo que ya se ha comenzado a constatar, según el
presidente de la Fed, Ben Bernanke.
Bernanke dijo la semana pasada que era "muy probable" que la
recesión haya acabado ya en Estados Unidos, un optimismo relativo
que parece no influir en las reuniones del Comité de Mercado
Abierto, que hasta ahora ha sido críptico en sus previsiones de
futuro.
En la reunión de mañana no se espera que el Comité aplique un
alza a los tipos, dado que la recuperación económica es muy
incipiente, la inflación todavía no ha dado muestras de repunte y
sigue habiendo una alta tasa de desempleo.
La Fed usa los tipos de interés como una herramienta para
equilibrar el desempleo y la inflación, normalmente bajando los
tipos durante una recesión, para reactivar el crecimiento económico,
y elevando el precio del dinero cuando se empieza a salir de la
crisis, para evitar un repunte de la inflación.
Pero los expertos consideran que esta recesión es tan profunda, y
la recuperación está siendo tan lenta, que la autoridad monetaria se
tomará todavía algún tiempo antes de elevar los tipos de interés.
Además, la inflación todavía no supone un peligro para el
crecimiento económico, por lo que no hay motivos para encarecer el
precio oficial del dinero.
Los precios al consumo han caído un 1,5 por ciento en los últimos
doce meses, especialmente por el abaratamiento de las gasolinas.
Si se excluyen los elementos más volátiles, como la energía y los
alimentos, la inflación subyacente ha crecido lentamente en los
últimos doce meses, un 1,4 por ciento, comparado con un 2,5 por
ciento en el año anterior.
Además, en un momento de altas tasas de desempleo, los
trabajadores se ven con menor capacidad de presión para exigir
aumentos de salario, con lo que se elimina otro factor de
encarecimiento de los precios.
En agosto la tasa de desempleo era del 9,7 por ciento, la más
alta del último cuarto de siglo, aunque si se suman las personas que
ya no buscan empleo por estar desalentadas, y a las que se han
tenido que conformar con un contrato a tiempo parcial, el índice de
desocupación sube al 16,8 por ciento.
En agosto se calculaba que había 14,9 millones de estadounidenses
desempleados, y más de diez millones tenían un contrato a tiempo
parcial o habían abandonado la búsqueda de trabajo.
Los expertos argumentan otras razones para explicar por qué el
presidente de la Fed no quiere precipitarse en su decisión de subir
los tipos.
Por un lado, reconocen que es un buen conocedor de la historia de
Estados Unidos, y especialmente de la Gran Depresión, que se vio
agravada en 1937 cuando el Gobierno retiró antes de hora las ayudas
públicas, con lo que abortó la incipiente recuperación que se estaba
produciendo.
Otro de los motivos argumentados es que Bernanke debe iniciar
otro mandato de cuatro años el próximo mes de enero, y no quisiera
que su reelección se viera oscurecida por una recaída de la crisis.
EFE