La Paz, 20 abr (EFE).- La minera boliviana San Cristóbal, que es
la más grande del sector y una filial de la firma japonesa Sumitomo,
negó hoy que esté saqueando minerales en Bolivia y aseguró haber
pagado 358 millones de dólares en tributos al Estado en diez años.
La firma respondió así, por medio de un comunicado, a las
afirmaciones realizadas el fin de semana por el canciller boliviano,
David Choquehuanca, quien aseguró que San Cristóbal "saquea"
minerales y no paga ni un centavo por los 600 litros de agua por
segundo que consume.
La minera aseguró que sus operaciones en Bolivia están enmarcadas
en el Código de Minería vigente en el país desde 1997 y aseguró que
cumple "estrictamente" con todas las normas bolivianas, en
particular con las leyes de medio ambiente y de aguas.
Explicó que la normativa actual establece que los concesionarios
mineros pueden usar o aprovechar las aguas de dominio público y las
que discurran por sus concesiones y agregó que las aguas que emplea
en su planta no son aptas para el consumo humano o animal.
"Por tanto, el marco legal vigente no exige ni obliga a ningún
operador minero a pagar por el uso del recurso agua. Además, su
adecuado manejo es también permanentemente supervisado por las
autoridades nacionales competentes a través de inspecciones que se
efectúan continuamente", sostuvo en el comunicado.
San Cristóbal, que en el año 2008 pasó a ser propiedad de
Sumitomo de manos de la estadounidense Apex Silver, explota plata,
zinc y plomo en una de las minas más grandes a cielo abierto del
país.
La firma detalló que el valor total de los tributos que generó
desde 2000 hasta marzo de este año asciende a 358 millones de
dólares y que sólo en 2009 pagó 38 millones de dólares por concepto
de "regalías mineras" a la prefectura (gobernación) de Potosí, la
región donde se halla el yacimiento que explota.
Sus operaciones han sido perjudicadas por una protesta de
campesinos cerca de la frontera con Chile, quienes le exigen el pago
de un impuesto por el agua que consume y que la gobernación cumpla
con varios proyectos prometidos para la electrificación y la mejora
de las comunicaciones en la zona.
Los campesinos incendiaron la semana pasada unas oficinas de la
minera y e iniciaron un bloqueo de la carretera y la vía férrea que
conecta al país con Chile, acciones que fueron repudiadas por San
Cristóbal.
La filial de Sumitomo ratificó que "estos actos de violencia
significan cuantiosos perjuicios materiales y económicos", tanto
para la minera como para Potosí y el país, y anticipó que sus
operaciones "se irán reduciendo en los siguientes días" como
consecuencia del conflicto.
San Cristóbal expresó su confianza en que la gobernación potosina
y el Ejecutivo resolverán el problema y, además, manifestó su
disposición de participar en las discusiones sobre las reformas a la
normativa minera y a los contratos para las actividades de ese
sector que prevé realizar el Gobierno de Evo Morales. EFE