París, 21 abr (EFE).- La huelga de los ferrocarriles franceses,
que se ha prolongado durante quince días, finalizaba hoy con las
últimas bolsas de resistencia que se mantenían al sur del país,
coincidiendo con las primeras reuniones entre los sindicatos y la
dirección, y en medio de fuertes críticas a los convocantes.
El director de recursos humanos de la Sociedad Nacional de
Ferrocarriles (SNCF), François Nogui, destacó que más de una decena
de asambleas generales durante la mañana habían votado el fin del
paro, y aseguró que no ha habido concesiones a los huelguistas.
"Es una huelga lamentable que los usuarios de la SNCF han
entendido mal", comentó a la prensa Nogui, que explicó que la
dirección desde el principio de la protesta, que había tenido un
seguimiento minoritario pero que obligaba a suprimir trenes, sobre
todo en el sur, había querido demostrar que "privilegiamos la
negociación y que no damos una prima a la huelga".
El responsable de recursos humanos estuvo recibiendo por separado
durante la mañana a los responsables de las cuatro centrales
representativas de la empresa, empezando por las dos que no habían
organizado la protesta, la Confederación Francesa de Trabajadores
(CFDT) y la Unión Nacional de Sindicatos Autónomos (UNSA).
Luego llegaron los de los dos convocantes del paro, la
Confederación General del Trabajo (CGT, mayoritario en la SNCF) y
SUD Rail, el más radical y el más reticente a poner fin al
movimiento.
A todos ellos les indicó que habrá una mesa redonda de
negociación a mediados de mayo, al tiempo que se llevan a cabo
discusiones en las regiones.
Según las primeras evaluaciones, el paro iniciado el pasado día
6, y que según la dirección ha tenido un seguimiento medio en torno
al 4% del personal, le ha costado a la compañía estatal más de 100
millones de euros de pérdidas, de los cuales una treintena de
millones lo sufría la división de transporte de mercancías, que ya
es fuertemente deficitaria.
Pero más allá de esas pérdidas, los convocantes han sido
duramente criticados por mantener tantos días las medidas de presión
y de no haber cambiado en su posición ni siquiera cuando el cierre
de los aeropuertos franceses hizo que cientos de miles de personas
buscaran en el tren un medio alternativo para viajar y se
encontraran con más perturbaciones en el tráfico ferroviario.
El ministro de Trabajo, Eric Woerth, consideró hoy que en una
democracia están "las relaciones de fuerza" entre trabajadores y
empresas, pero "la huelga no es más que un recurso último" y en el
caso de la SNCF, que ya ha sufrido tres paros en enero, febrero y
marzo, "hay otros medios para avanzar en el terreno social".
Menos diplomático fue su colega responsable de la cartera de
Industria, Christian Estrosi, que descalificó la actitud de SUD Rail
y dijo que de haber estado en Haití tras el terremoto hubieran sido
capaces de hacer una "huelga de desescombro". EFE