Jairo Mejía
Tokio, 26 abr (EFE).- Dedicadas durante décadas al viejo negocio
de la compraventa, las grandes casas comerciales de Japón siguen hoy
a la vanguardia de la reactivación económica en busca de los
recursos que nutren el músculo exportador nipón.
Las "sogoshosha" o casas comerciales niponas se han dedicado
desde antes de la II Guerra Mundial a la inversión en múltiples
sectores en todo el mundo y a la importación de materias primas para
Japón, un país que carece de hidrocarburos, metales o minerales.
Se trata de gigantescos intermediarios entre los fabricantes
nipones y los proveedores, con un estatus tan importante que muchas
veces les hace indispensable en las relaciones diplomáticas con
muchos países, que tienen en el comercio uno de los eslabones más
fuertes de sus vínculos con Japón.
En gran parte responsables del llamado milagro económico nipón,
algunas "trading houses" como Mitsubishi Corporation o Toyota Tsusho
han sido las primeras en capear la recesión nipona con escasos
cambios y renovados planes para aumentar su cartera de proyectos en
todo el mundo.
La alta velocidad en Vietnam, oficinas de representación en Irak,
oleoductos en África o minas en países latinoamericanos como Perú o
Chile son algunos negocios de esas empresas, cuyas características
las hace únicas en el mundo y por cuyas manos pasa la mayor parte
del comercio nipón, dijo a Efe Kiyoshi Kurokawa, profesor de la
Universidad de Tokio y ex asesor del Gobierno nipón.
Fueron, son y serán el brazo comercial de Japón, que espera optar
a nuevos megaproyectos en América Latina y África que le garanticen
acceso a necesarios recursos, aunque en opinión de Kurokawa están
perdiendo terreno frente a empresas chinas.
En Bolivia buscan litio, en Brasil petróleo y en Madagascar
níquel mediante un sistema de representantes a la vieja usanza, no
siempre exento de polémica.
El Gobierno nipón quiere potenciar las inversiones de estos
"mastodontes" en países en desarrollo a través de programas de
cooperación pública que estabilicen las zonas en los que operan y
permitan asegurar nuevos proyectos energéticos y materias primas en
África o Latinoamérica.
Los metales raros, necesarios para las nuevas generaciones de
aparatos electrónicos, o las energías renovables se han convertido
en la nueva misión de las "sogoshosha", que pretenden asegurarse
materias claves para los gigantes electrónicos y del motor nipón.
Así, Japón ha dado pasos para financiar proyectos de energías
renovables en Bolivia cuya inversión podría ser de centenares de
millones de euros, al tiempo que ha prometido duplicar la ayuda al
desarrollo en África en 2012 respecto a los niveles de 2008.
Uno de los grandes proyectos quiere facilitar a La Paz tecnología
puntera en energía renovable a cambio de acceso a los yacimientos
bolivianos de litio en el Salar de Uyuni, donde están la mitad de
las reservas mundiales de un metal convertido en una materia prima
altamente cotizada por utilizarse en baterías de electrónica y
vehículos eléctricos.
El gran capital del que disponen las seis principales casas
comerciales de Japón (Mitsubishi, Sumitomo, Mitsui, Marubeni, Itochu
y Toyota Tsusho) equivale a cerca del 10 por ciento del Producto
Interior Bruto (PIB).
La crisis económica mundial que desencadenó la caída de Lehman
Brothers en septiembre de 2008 no parece haber afectado a las casas
comerciales como a otras empresas niponas, aunque la dificultad para
acceder a nuevo crédito ha obligado a salir a la caza de
oportunidades más rentables.
En la actualidad el competidor en ciernes de las casas
comerciales niponas es China, que se ha convertido en el principal
inversor asiático en África, mientras las empresas japonesas tratan
se mantener el ímpetu que las hizo tan importantes en el mundo. EFE