Nueva York, 4 nov (EFE).- El uso de las nuevas tecnologías como
Internet o la telefonía móvil no aumenta el grado de aislamiento
social de la gente tal y como se creía hace años, si no que, al
contrario, lo reduce e incrementa la diversidad de los contactos,
según un estudio del centro de investigación Pew.
La entidad estadounidense difundió hoy los resultados de una
encuesta de los que se deduce que los estadounidenses que usan las
nuevas tecnologías "tienen redes sociales mayores y más variadas"
que el resto.
Esta es la primera vez que el Pew impulsa una encuesta a nivel
nacional para evaluar cómo influye el uso de teléfonos móviles e
Internet a la hora de interactuar con la familia y los amigos.
"Todos los datos llevan a una misma conclusión: los mundos
sociales de la gente se enriquecen con las nuevas tecnologías de la
comunicación. Es un error creer que el uso de Internet y de los
teléfonos móviles sume a las personas en una espiral de
aislamiento", aseguró el máximo responsable del estudio, Keith
Hampton, en un comunicado.
Este profesor de la Escuela Annenberg de Comunicaciones de la
Universidad de Pensilvania detalló que el tamaño medio de las redes
de discusión de los estadounidenses (las personas con las que
comentan asuntos importantes) es un 12% mayor entre los usuarios de
móviles que entre la media, un 9% mayor entre quienes comparten
fotos en Internet y otro 9% entre quienes usan chats.
Además, la diversidad de la red básica de la gente (sus más
cercanos confidentes) es un 25% superior entre usuarios de celulares
y un 15% entre internautas.
Los resultados de la encuesta, elaborada entre más de dos mil
estadounidenses por investigadores de la Universidad de Pensilvania
y con un margen de error del 2,5%, incluso ponen de manifiesto que
no es cierto que los estadounidenses vivan cada vez más aislados,
tal y como se ha defendido tradicionalmente.
"El grado de aislamiento de los estadounidenses prácticamente no
ha cambiado desde 1985", asegura el centro de estudios, que pone
como ejemplo el hecho de que solo el 6% de la población adulta dice
no tener a nadie con quien comentar los asuntos más importantes.
Hampton apuntó al respecto que "existe una tendencia a culpar
primero a las nuevas tecnologías cuando tienen lugar cambios
sociales", mientras que el estudio "demuestra lo contrario".
"Resulta que quienes usan Internet y los teléfonos móviles tienen
claras ventajas sociales. La gente usa la tecnología para mantenerse
en contacto y compartir información por vías que la mantienen
socialmente activa y conectada con otras comunidades", argumentó.
En cuanto al efecto que tienen las nuevas tecnologías en las
comunidades locales, el estudio dice que "los usuarios de móviles,
quienes se conectan a menudo a Internet desde su trabajo y los
blogueros son más tendentes a formar parte de alguna asociación de
voluntariado".
"Sin embargo, hemos encontrado que el uso de redes sociales
virtuales sustituye en parte la implicación con el vecindario",
añade el centro de estudios, que, por contra, asegura que los
usuarios de servicios como Facebook suelen conocer gente con
trayectorias más variadas y de ambientes más diversos.
Tampoco parece ser cierto que la conexión a Internet reduzca la
afluencia de los internautas a los lugares públicos, puesto que, "el
acceso a la red se ha convertido en algo frecuente en lugares como
parques, cafés y restaurantes".
Así, de los estadounidenses encuestados que estuvieron en una
biblioteca en el último mes, el 38% se conectó a Internet cuando se
encontraban allí y el 18% hizo lo mismo cuando estaba en alguna
cafetería.
Pese a la popularización de las nuevas tecnologías, la conexión
más habitual de los estadounidenses con familiares y amigos más
allegados sigue siendo en persona, de forma que en un año normal les
vieron una media de 210 días, mientras que hablaron por móvil con
ellos 195 días y por teléfono fijo 125 días.
Además, se intercambiaron mensajes de texto con ellos en 125 días
del año, les mandaron correos electrónicos 72 días, chatearon 39
días y les enviaron cartas o postales tan solo 8 días. EFE