Teresa Bouza
Washington, 20 abr (EFE).- Todos los países de Latinoamérica
alcanzarán el objetivo de la ONU de reducir la pobreza extrema a la
mitad en 2015, señaló hoy el Banco Mundial, que advirtió que el
África subsahariana será la única región que no logrará esa meta.
Esas son algunas de las conclusiones del informe "Indicadores de
Desarrollo Mundial" publicado hoy, que evalúa el progreso en la
consecución de los ocho objetivos establecidos durante la Cumbre del
Milenio de la ONU del año 2000 en Nueva York.
El principal de esos objetivos es la reducción de la pobreza
extrema en el año 2015 respecto a los niveles de 1990.
A esa meta se suman otras como la de la educación universal
primaria, la reducción de la mortalidad infantil en dos terceras
partes, la mejora de la salud materna y el combate al sida, la
malaria y otras enfermedades.
El informe publicado hoy señala que pese al progreso a nivel
regional, el avance en la consecución de los objetivos ha sido
desigual en los países y destaca que sólo 49 de las 87 naciones de
las que hay suficientes datos disponibles van camino de conseguir la
meta de reducción de la pobreza.
El análisis subraya, por lo demás, que en términos absolutos el
avance ha sido "impresionante".
Menciona, en ese sentido, que desde el año 2000 unos 37 millones
más de niños han sido capaces de asistir y completar la educación
primaria y más de 14 millones han sido vacunados contra el sarampión
y otras enfermedades.
Según los últimos datos disponibles, siete de cada diez personas
en el mundo en desarrollo viven en países que han alcanzado la
escolarización universal o van camino de hacerlo.
Pese a esas mejoras y otras como el mayor acceso a agua potable o
la mayor igualdad de género en la escolarización primaria y
secundaria, el Banco Mundial insiste en su estudio que no se ha
avanzado lo suficiente en la reducción de la mortalidad y la
malnutrición infantil.
En América Latina, la malnutrición entre los niños menores a
cinco años es del 4,5 por ciento, un dato mejorable, dice el BM,
pero mucho mejor al 41 por ciento del África subsahariana o el 12,2
por ciento de Oriente Medio y el norte de África.
El informe recuerda, además, que unos 8,8 millones de niños
mueren anualmente antes de alcanzar los cinco años en el mundo, una
cifra inferior a los diez millones del 2000 pero todavía alta,
destaca el BM.
En Latinoamérica hay 23 muertes de niños menores de cinco años
por cada 1.000 nacimientos, frente a los 53 en el año 1990.
Por otro lado, el análisis destaca que pese a los avances en la
educación, todavía hay 72 millones de niños en edad escolar que no
acuden al colegio, la mayoría de ellos en el sur de Asia y el África
subsahariana.
El informe sobre desarrollo sale a la luz en vísperas de la
reunión semestral conjunta del Fondo Monetario Internacional (FMI) y
el Banco Mundial que se celebrará este fin de semana en Washington.
Durante el encuentro, el Banco Mundial espera recibir la luz
verde de sus socios para realizar una ampliación de capital de 3.500
millones de dólares, el primer incremento en más de 20 años.
En la agenda está también el trasvase de al menos un tres por
ciento del poder de voto de los países ricos a los emergentes, una
medida acordada durante la última reunión del Grupo de los 20 (G20)
en Pittsburgh (EE.UU.) en septiembre del año pasado.
Los países emergentes quieren que su peso aumente en al menos un
6 por ciento, por lo que se esperan discrepancias durante la
reunión.
Por lo demás, el BM puso hoy a disposición del público todas sus
bases estadísticas.
Los datos de acceso gratuito sobre niveles de vida en todo el
mundo incluyen alrededor de 2.000 indicadores, cientos de los cuales
se remontan a 50 años atrás.
"Las estadísticas cuentan la historia de la gente de los países
en desarrollo y emergentes y pueden ser fundamentales en la lucha
para superar la pobreza", dijo hoy el presidente del Banco Mundial,
Robert Zoellick, en un comunicado.
La información, a la que se accede a través del sitio
datos.bancomundial.org, estará disponible en inglés, árabe, francés
y español, según informó el organismo.
El BM confía en que el amplio acceso a los datos permita a las
autoridades, los investigadores y la sociedad civil llevar un
registro del efecto de las políticas, formular nuevas soluciones y
medir las mejoras en forma más precisa. EFE