Alejandro Méndez
Buenos Aires, 8 oct (EFE).- Bolivianos, mexicanos y peruanos
forman parte de un grupo de empresarios con su propia mercadotecnia
y jugosos negocios en Argentina para "la gente con poca plata", los
cuales pueden dar cátedra de capitalismo al primer mundo.
"No lo hacen de una forma demasiado racionalizada sino muchas
veces intuitiva", comentó a Efe el periodista Alfredo Sainz, autor
del libro "Negocios exitosos argentinos".
"Han leído poco o nada lo que dicen los manuales de Harvard",
remarcó al advertir que estos "transgresores del marketing" se
mantienen a salvo de la crisis global mientras "le mojan la oreja" a
multinacionales y bancos, "justo el terreno que más conoce" el
capitalismo del mundo desarrollado.
El banco boliviano FIE Gran Poder, instalado en Argentina durante
la severa crisis de 2001, tiene siete locales en Buenos Aires y su
populoso conurbano en donde atiende a miles de pequeños empresarios
en base a un sistema "heterodoxo" que conjuga la función social con
los "buenos resultados" del negocio.
Sus vendedores cobran comisiones que se reducen en proporción a
la morosidad, con lo que se cuidan "muy bien" de aquellos clientes
que puedan resultar como los insolventes que tomaron préstamos
hipotecarios en el mercado "de alto riesgo" de EE.UU., uno de los
factores que desataron la crisis global.
Buena parte de los clientes de FIE Gran Poder son tenderos
bolivianos instalados en La Salada, en la periferia sureste de
Buenos Aires, que con 2.500 puestos de ropa, calzado y "todo tipo"
de productos constituye "el mayor centro comercial" de Argentina al
alcanzar una facturación de 30 millones de dólares al mes.
"Cada vez hay menos productos pirateados y más marcas propias: es
una apuesta a consolidar un nuevo nicho de negocio a expensas de las
grandes multinacionales de ropa y artículos deportivos", destacó
Sainz, especializado en mercadotecnia.
"Así como la suerte de las elecciones se define en el conurbano
de Buenos Aires (unos diez millones de habitantes) algo parecido
está pasando con el mundo de los negocios", aseguró.
La bebida Chola de Oro, producida por el empresario peruano
Carlos Echeverría en el barrio porteño de Barracas, no para de ganar
terreno en el conurbano bonaerense, donde la embotelladora argentina
Refres distribuye "Labichyahora", otra de las bebidas gaseosas que
tienen a mal traer a los gigantes Coca Cola y Pepsi Cola.
"Nosotros teníamos la distribución de la gaseosa Beach (playa en
inglés), pero en todos los almacenes y los supermercados chinos nos
la pedían con el nombre de 'la Bichy', con lo que se convirtió en
una marca que prácticamente se terminó imponiendo por sí sola",
explican fuentes de Refres Now citadas por Sainz.
La cadena de farmacias mexicana Dr.Ahorro, de Javier González
Torres, desembarcó en Argentina a fines de 2002, meses antes de que
entrara en vigor una ley que obliga a recetar las medicinas por el
nombre de su droga genérica en vez de la marca comercial.
De inmediato aterrizó Dr.Simi, de Víctor González Torres, hermano
mayor de Javier, con lo que la "guerra" que ambos mantenían en
México se trasladó a Argentina.
El "claro ganador" de esta batalla ha sido Dr.Ahorro, que suma 50
locales en Buenos Aires y acapara una cuota del 10 por ciento del
mercado farmacéutico porteño cuando hace dos años que su "acérrimo
rival" cerró su negocio en Argentina.
"Bolivianos, mexicanos y peruanos tienen muy en claro las
necesidades y hábitos de consumo de la gente con poca plata, a
diferencia de sus pares argentinos, que en general han subestimado a
la base de la pirámide social", subrayó Sainz.
No es el caso del argentino Alfredo Coto, que "a contramano de la
la teoría de lo que se debe hacer", construyó la cadena de
supermercados que lleva su apellido, la tercera más grande del país,
en competición con la francesa Carrefour, la estadounidense Wall
Mart y las del grupo chileno Cencosud.
Los supermercados Coto, que facturan unos 1.400 millones de
dólares al año, están situados cerca de estaciones de trenes,
autobuses o grandes centros comerciales, atentos a la compra diaria
de las capas populares, pero también en la zonas urbanas ricas.
"Ha sido una innovación exitosa, Coto no segmentó su cadena en
función del poder adquisitivo del cliente como han hecho sus
competidores, que tiene marcas para cada sector de la pirámide
social", comentó el periodista. EFE