Nedim Hasic
Sarajevo, 11 feb (EFE).- El Volkswagen Golf ha formado parte de
la escena diaria en las carreteras y calles de Bosnia y de su
capital, Sarajevo, antes, durante y después de la guerra, como un
muy útil medio de transporte, hasta el punto que se levantará un
monumento en su honor.
Sarajevo piensa construir un monumento a este automóvil, de gran
popularidad en Bosnia, que antes se producía también en una planta
sarajevita, en agradecimiento por la ayuda que supuso a la población
de la capital durante la guerra (1992-1995).
La idea, de la que en Bosnia se ha hablado desde hace años, fue
presentada oficialmente por el gobierno del ente musulmano-croata
durante una reciente visita a Sarajevo de una delegación de
Volkswagen, que también desea contribuir a construir el monumento al
modelo de segunda generación Golf II.
En Bosnia, el Golf representa hoy el 60 por ciento del total de
coches dados de alta en el parque móvil del país balcánico.
En la guerra, el Golf fue prácticamente el único vehículo que se
veía en las calles de la capital bosnia, que estuvo asediada por las
tropas serbobosnias durante tres años y medio.
Su robustez, el fácil acceso a repuestos y su versatilidad por
aceptar diferentes tipos de combustible y líquidos oleaginosos
entonces disponibles, desde petróleo hasta aceite pesado, llegaron a
ser legendarios en Bosnia.
También servía como vehículo oficial del Ejército bosnio, de
mayoría musulmana, que los requisaba de los propietarios
particulares para sus necesidades de transporte.
En numerosas ocasiones, los sarajevitas, para salvar su
automóvil, llegaron tapiar con ladrillos la entrada a sus garajes.
"Es el mejor auto del mundo, el Golf dos. Nunca más se va a
producir otro igual", declaró a Efe el taxista sarajevita Irhan.
"En la guerra, mi Golf cumplía conmigo mis deberes militares.
Transportábamos a los heridos, distribuíamos agua, íbamos entre
disparos a las panaderías para repartir pan a la población. Aunque
apenas había combustible normal, nunca se me estropeó. Y además su
carrocería estaba toda dañada por metralla", recordó.
Ahora, en el mercado hay todo tipo de automóviles y marcas de
lujo, pero en Bosnia se considera una persona con éxito a quien
tiene un modelo nuevo del Golf.
Posiblemente por nostalgia, ya que ese auto, que empezó a
producirse en Bosnia en 1976, cuando esta república formaba parte de
la federación comunista de Yugoslavia, trajo entonces a Sarajevo los
aires del capitalismo y el símbolo de algo nuevo y exitoso.
"Y así ha sido hasta hoy. Es un coche robusto, fuerte, apenas se
estropea y se repara con facilidad. Hasta pueden reparar algunas
partes quienes saben muy poco de coches. El problema son los
repuestos chinos que han inundado el mercado, pero que son de
malísima calidad. Si hay repuestos originales, no hay ningún
problema", declaró el mecánico sarajevita Haris Hadzic.
De hecho, el Golf y otros modelos de Volkswagen se ensamblaron en
la fábrica sarajevita TAS hasta 1992.
En los años previos a la guerra, la exportación de TAS alcanzó
los 300 millones de marcos alemanes (153 millones de euros) y había
ambiciosos planes de aumentar su producción hasta medio millón de
unidades del Golf III, la tercera generación de la marca alemana.
Pero pronto TAS se convirtió en el primer objetivo militar del
frente armado. Cientos de coches que esperaban ser entregados fueron
robados y el dinero acabó en manos de los señores de la guerra.
Después, Volkswagen trasladó su producción a Eslovaquia, para
retornar en 1998. En ese año, comenzó en Sarajevo el ensamblaje de
modelos nuevos de Skoda.
Ahora, el parque móvil ha envejecido y la edad media de los
vehículos en las calles bosnias es de 15,2 años y el de Golf aún un
poco más, de 15,8 años.
Pero su edad no es obstáculo para que haya una alta demanda en el
mercado de segunda mano. El modelo diesel de 1992 puede costar 3.000
euros, un precio incomprensible para quien no viva en Bosnia.
Pero por su popularidad, el Golf también está en el punto de mira
de los ladrones. En 2009, el 80% de automóviles robados en Bosnia
fueron un Golf.
Tras anunciarse que se edificará el monumento al Golf en
Sarajevo, sus residentes bromean que habrá que asegurarlo con
alarmas y cerraduras de seguridad para que no lo roben. EFE
Nh-Sn/rs/jma