San Salvador, 6 dic (EFE).- Los países centroamericanos, a
excepción de Costa Rica y Honduras, apelan a reformas tributarias y
recetas de "ajuste del cinturón" para financiar el presupuesto de
2010, cuando aún deberán capotear la crisis económica.
Después de un año de turbulencias, los centroamericanos se
aprestan a encarar 2010 con presupuestos en rojo a raíz de menores
ingresos por el descenso de las remesas o la contracción de las
exportaciones, que han puesto en aprietos sus finanzas.
Nicaragua aprobó ya una polémica reforma fiscal, mientras que en
Guatemala y El Salvador el Parlamento aún debate iniciativas
similares.
La crisis política tras el derrocamiento del presidente Manuel
Zelaya ha concentrado la atención del Congreso de Honduras y
Porfirio Lobo, virtual ganador de los comicios generales del 29 de
noviembre, no se ha referido a este asunto.
En Panamá, el Gobierno de Ricardo Martinelli sancionó en
septiembre una ley que reformó el Código Fiscal y ajustó los
impuestos a las empresas de la Zona Libre de Colón, así como a los
casinos, las aseguradoras y las tabacaleras, a fin de aumentar en
200 millones de dólares la recaudación tributaria.
Además, poco antes de que Martinelli asumiera el poder el 1 de
julio pasado, la Asamblea Nacional aprobó una reforma legal que
permite ampliar del 1 al 3 por ciento del Producto Interno Bruto
(PIB) el límite máximo del déficit fiscal.
Las medidas se adoptaron pese a que Panamá espera un crecimiento
del 5 por ciento en 2010, ante un esperado incremento de las
exportaciones, una mayor disponibilidad de crédito y el impulso que
generen las obras de ampliación del Canal.
El Gobierno del mandatario nicaragüense, Daniel Ortega, también
recurrió al bolsillo de los contribuyentes al lograr la aprobación
de una reforma a la Ley de Equidad Fiscal o Ley Tributaria, que ha
sido rechazada por un sector de la oposición y con la que prevé
recaudar 951,7 millones de córdobas (unos 45,8 millones de dólares).
Esta reforma, que no modificó el Impuesto General al Valor (IVA),
establece el cobro del 10 por ciento sobre los intereses que
devenguen los depósitos, independientemente del monto ahorrado y el
tipo de depósito, un Impuesto de Pago Mínimo, que corresponde al 1
por ciento de las rentas brutas de toda empresa.
También el pago de un 5 por ciento adicional en la compra de
cierto tipo de vehículos, un nuevo impuesto a los cigarrillos y
elimina la exoneración que tenían algunas instituciones para
comercializar artículos como perfumes, licores y cosméticos.
Las reformas fueron avaladas por el Parlamento el 3 de diciembre,
poco antes de que se diera vía libre al Presupuesto General de la
República para 2010 por un monto de 1.497,7 millones de dólares, que
prevé un déficit de 280,8 millones de dólares.
La administración de Ortega, que anticipa un crecimiento de la
economía del 1 por ciento y una inflación de entre 3 y el 4 por
ciento, espera cubrir el faltante con donaciones y préstamos del
Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), y con endeudamiento interno.
La misma senda espera recorrer la administración de Álvaro Colom,
que envió una propuesta de reforma fiscal en Guatemala, uno de los
países con menor carga tributaria en América Latina, según el BID.
La iniciativa comprende un incremento del Impuesto Sobre la Renta
(ISR) del 5 al 6 por ciento, un alza del Impuesto de Solidaridad
(ISO) -que afecta a las empresas cuyos ingresos superan los 100.000
quetzales anuales (12.062 dólares)- y crea un gravamen a la
telefonía móvil de casi 2 centavos de dólar por cada minuto.
Con este plan tributario, el Ejecutivo guatemalteco espera llevar
a sus arcas unos 3.200 millones de quetzales (385,42 millones de
dólares) adicionales en 2010 y elevar la carga tributaria del 9,9 al
11,7 por ciento del PIB.
Por su parte, el Gobierno de Mauricio Funes promueve en El
Salvador desde el 30 de noviembre subir los impuestos a las bebidas
alcohólicas, tabaco, armas y municiones, así como a la primera
matrícula de los vehículos y las comisiones de las aseguradoras.
Esa reforma fiscal también gravará los intereses generados por
depósitos bancarios superiores a 20.000 dólares, aunque no modifica
el Impuesto al Valor Agregado (IVA) o el de la Renta.
La batería de medidas que espera implementar Funes para aumentar
la recaudación anual entre 220 y 250 millones de dólares también
establece controles para evitar la evasión fiscal y el contrabando.
La Asamblea Legislativa salvadoreña aprobó el pasado de 6 de
noviembre un presupuesto de 3.654 millones de dólares para 2010,
cuando se anticipa un crecimiento de entre 0,5 y 1 por ciento frente
a la caída del 2,5 por ciento estimado para este año.
En Costa Rica, donde el presidente Óscar Arias terminará su
mandato en mayo, se escuchan voces a favor de una reforma fiscal que
aumente la carga tributaria del 16 por ciento actual al 20 por
ciento, en un país que sufrirá este año una contracción en el
crecimiento económico cercana al 1,5 por ciento.
El Congreso costarricense aprobó un presupuesto ordinario que
asciende a 7.703 millones de dólares, que será financiado en un 41,6
por ciento con deuda, según el Ministerio de Hacienda. EFE