Bruselas, 6 may (EFE).- Los jefes de Estado y Gobierno de la zona
del euro celebrarán mañana una reunión extraordinaria en Bruselas
con la que pretenden disipar toda duda sobre la viabilidad del plan
de ayuda financiera a Grecia y sobre la capacidad de Europa para
evitar un contagio desastroso de la crisis.
La cumbre consistirá en una cena de los líderes de los 16 países
del euro, que fue convocada por el presidente Herman Van Rompuy el
mismo día en que los ministros del Eurogrupo se pusieron de acuerdo
sobre la concesión de un inédito paquete de préstamos bilaterales a
Grecia por valor de 80.000 millones de euros en tres años.
El anuncio del rescate, en el que también participará el Fondo
Monetario Internacional (FMI) con 30.000 millones de euros, no ha
traído la calma a los mercados de valores y de deuda, ni ha detenido
la depreciación de la moneda única europea en los últimos días.
Muchas dudas siguen asaltando a los inversores: que Grecia sea
capaz de aplicar a rajatabla el severísimo plan de austeridad; que
el dinero ofrecido por la Eurozona y el FMI sea suficiente; que el
desembolso pueda sufrir algún bloqueo a nivel nacional; y que los
gobiernos de la zona sean capaces de prevenir el contagio a otros
países periféricos como Portugal, Irlanda o España.
La propia supervivencia de la unión monetaria europea ha llegado
a ser puesta en duda por cualificados comentaristas.
En este ambiente, Van Rompuy ha convocado a los socios del euro
para "hacer balance de los procedimientos parlamentarios" de
autorización de los préstamos nacionales "con vistas a cerrar el
conjunto del proceso".
De momento, Eslovaquia es el único de los Dieciséis donde el
trámite nacional de aprobación de préstamo ha tropezado.
El primer ministro, Robert Fico, indicó esta semana que es
necesario que "Atenas haga sus deberes" antes de conceder ningún
préstamo bilateral.
Además, señaló que la preceptiva reforma de la ley necesaria para
permitir al Estado otorgar préstamos a otro país no tendrá lugar
hasta después de las elecciones generales convocadas para el 12 de
junio.
España aportará al rescate unos 9.800 millones de euros (12.740
millones de dólares), y está previsto que sea este mismo viernes
cuando el Consejo de Ministros autorice la ayuda, que se conseguirá
mediante emisión de deuda.
Van Rompuy también quiere que los líderes examinen mañana "las
lecciones que se derivan para la zona euro".
La presión empieza a hacerse irresistible en favor de un
endurecimiento de las reglas de disciplina fiscal, de un mayor
control y vigilancia por parte de Bruselas sobre las estadísticas y
los presupuestos nacionales, y del establecimiento de un mecanismo
permanente que permita cortar a tiempo las crisis de pagos.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero,
cuyo país ejerce la Presidencia de turno de la Unión Europea (UE),
predijo este miércoles que la reunión de mañana no servirá sólo para
reafirmar el apoyo a Grecia, sino para "ratificar el compromiso y
determinación a favor del euro, de su fortaleza y de su solvencia".
Según Zapatero, esta cumbre del Eurogrupo servirá igualmente para
expresar el compromiso con el Pacto de Estabilidad de la UE, con el
modelo social europeo y con el Estado del Bienestar.
Por otra parte, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la
canciller alemana, Angela Merkel, pidieron hoy que se rompa el casi
monopolio que ejercen las agencias de calificación de riesgos, cuyas
evaluaciones echan a menudo leña al fuego de la especulación y
alimentan el nerviosismo.
"La Comisión Europea debería plantearse formular propuestas para
reforzar la competencia en el mercado de la calificación del
crédito", señalan ambos mandatarios en una carta conjunta dirigida a
Van Rompuy, y al presidente de la Comisión, José Manuel Durão
Barroso, difundida hoy por el Elíseo.
Van Rompuy confió ayer en que una vez que los mercados se den
cuentan de la amplitud del apoyo a Grecia cesen los movimiento
"totalmente irracionales" que ha habido en los últimos días contra
otros países de la zona euro, como España o Portugal, víctimas según
él de "rumores infundados". EFE