Londres, 20 jul (EFE).- El líder de la oposición conservadora
británica, David Cameron, se comprometió hoy a eliminar la Autoridad
de Servicios Financieros como parte de una reforma en profundidad
del sistema bancario destinada a acabar con su carácter tripartito.
Según Cameron, el sistema de supervisión financiera introducido
por el entonces ministro de Hacienda Gordon Brown en 1997, poco
después de llegar los laboristas al poder, se ha revelado como "un
fracaso de proporciones históricas" y ha sido responsable
directamente de la actual crisis.
Cameron descalificó las reformas del sistema financiero
propuestas por el Gobierno laborista como inadecuadas y se
comprometió a dar nuevas e importantes competencias al Banco de
Inglaterra.
Según las propuestas de los "tories", el Banco de Inglaterra
regulará las estructuras de remuneración de la City, la asunción de
riesgos y el tamaño de las instituciones financieras.
Y la Autoridad de Servicios Financieros, que forma actualmente el
sistema tripartito junto al banco emisor y al Tesoro, se convertirá
en una nueva entidad de protección de los consumidores.
El Gobierno de Gordon Brown quiere, por el contrario, mantener el
actual sistema tripartito, agregándole un llamado Consejo para la
Estabilidad Financiera, que se encargaría de la supervisión general.
"Las decisiones que condujeron a esta crisis representan un
fracaso de política de proporciones históricas. Necesitamos reformas
profundas y amplias en consonancia con la magnitud de la crisis y de
los sacrificios impuestos al pueblo británico", dijo Cameron.
Según el líder de la oposición, en quien muchos ven ya al próximo
primer ministro, la culpa de lo ocurrido la tiene "el sistema de
regulación financiera establecido por Gordon Brown en 1997".
"En el epicentro de la crisis estaba el sistema financiero, un
sistema en el que nadie tenía la mirada de conjunto, ni la
responsabilidad ni la autoridad para actuar, en la que nadie estaba
realmente al cargo", denunció el líder tory.
El plan tory consiste en eliminar el sistema tripartito y
devolverle el Banco de Inglaterra la responsabilidad de mantener la
estabilidad financiera.
El Gobierno dotaría, sin embargo, al banco emisor de un nuevo
Comité de Política Financiera, que colaboraría con el Comité de
Política Monetaria, que es quien fija los tipos de interés, y en el
que estarían el gobernador y el subgobernador del banco así como
algunos independientes externos.
El Banco de Inglaterra tendría nuevas competencias y podría
regular las estructuras de remuneración, el riesgo, la complejidad y
la magnitud de los bancos y exigiría a los bancos capaces de poner
en riesgo la estabilidad financiera constituir fuertes reservas de
capital como garantía para el contribuyente.
La Autoridad de Servicios Financieros perdería sus actuales
funciones de supervisión del sistema y se convertiría en una Agencia
de Protección del Consumidor en temas relacionados con los intereses
que cobran los bancos a sus clientes tanto por los créditos como las
tarjetas.
En el ministerio de Finanzas se crearía también una nueva
secretaría de Estado responsable de la regulación financiera
europea, cuyo titular pasaría la mayor parte del tiempo en Bruselas
defendiendo los intereses del Gobierno británico y de la City.
La Oficina para el Comercio Justo y la Comisión de la Competencia
llevarían a cabo una nueva investigación en torno a los efectos de
las fusiones en el sector bancario, en especial la creación, el año
pasado, del gruo Lloyds a partir de los bancos Lloyds TSB y HBOS.
Mientras tanto, los liberales demócratas pidieron también hoy que
se fragmenten los bancos total o parcialmente nacionalizados antes
de ser devueltos al sector privado, algo que ya no defienden, por el
contrario, los conservadores.
En una conferencia en la Bolsa de Londres, el portavoz para temas
económicos del segundo partido de la oposición, Vincent Cable,
afirmó que son necesarias reformas en profundidad del sistema de
regulación bancaria, incluidas medidas que permitan la quiebra de
grandes instituciones sin que el Estado tenga que intervenir para
salvarlas. EFE