Lima, 30 mar (EFE).- Gran parte de las 700.000 empleadas
domésticas en Perú apenas cubren con sus salarios sus necesidades
básicas y, a pesar de que existe una ley que las protege, desconocen
sus derechos laborales, alertaron hoy activistas al conmemorarse el
Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar.
"Con un salario inferior a los 550 soles (192 dólares como sueldo
mínimo), una trabajadora no puede cubrir sus gastos ni mandar dinero
a su familia en su pueblo. El sueldo que gana no le alcanza para
vivir", dijo a Efe la coordinadora de la Asociación Grupo de Trabajo
Redes (AGTR)-La Casa de Panchita, Sofía Mauricio.
Las trabajadoras "desconocen sus derechos y no pueden acceder a
servicios porque no están diseñados para atenderlos", señaló la
asociación en un informe presentado hoy en el Ministerio de Trabajo.
A pesar de que existe una ley (la 27986) que fija las condiciones
laborales, muchos de los empleados domésticos trabajan y viven en
condiciones penosas en las casas de sus empleadores, acotó Mauricio.
Algunos ejemplos de las penurias que padecen estas trabajadoras
son que se les obliga a dormir en un colchón sobre el suelo en un
depósito, no se les da descanso de 24 horas ni se les paga
vacaciones, o se les priva de sus alimentos como una forma de
sanción, recordó la AGTR.
Estas trabajadoras, la mayoría procedente de alejadas provincias,
laboran en casa de sus "madrinas", como suelen llamar a sus
empleadoras, desde temprana edad por "un plato de comida y/o una
propina eventual" bajo un régimen en el que no pueden salir solas a
las calles.
Además, hay algunas trabajadoras que han realizado las tareas más
duras del hogar por varias décadas sin que se les compense por el
tiempo de servicio.
Según datos oficiales, al menos 110.000 trabajadores del hogar
son niñas, niños y adolescentes, pero para la AGTR estas cifras no
son exactas debido a que los que se desempeñan en este oficio no
quieren declararlo.
"Es el propio Estado el que las discrimina al no vigilar que se
respeten los derechos y no sean víctimas de abuso", tal como sucede
en algunas agencias de empleo donde se les retiene los documentos
originales de identidad, enfatizó Mauricio.
Otra forma de abuso es la que ejercen las "madrinas", que son las
empleadoras que reciben a niñas o jóvenes humildes del interior del
país bajo el encargo de cuidarlas y educarlas, a cambio de que
ayuden en las tareas del hogar.
Las menores en este contexto son expuestas a la explotación y a
trabajos peligrosos dado que tienen que manipular fuego,
electricidad o químicos, no pueden asistir regularmente a la escuela
y en el extremo son víctimas de abuso sexual, explicó Mauricio.
Si salen embarazadas, las trabajadoras son echadas de las casas
intempestivamente y cuando éstas tienen hijos, el menor es confinado
al área de servicio, o simplemente la empleada doméstica que trabaja
como interna en la vivienda sólo puede verlos una vez a la semana.
En los casos más traumáticos, las trabajadoras del hogar son
víctimas de agresiones: golpes y hasta violaciones por parte de sus
empleadores, maestros o parejas.
La realidad es cruda ya que una empleada del hogar es violada en
Perú "casi cada día", según datos recientes del Sindicato Nacional
de Trabajadoras del Hogar del país andino.
"Lo general es encontrar en las trabajadoras del hogar una baja
autoestima, desconfianza hacia las relaciones entre pares, temor a
los varones y síntomas de depresión", señala el informe.
Mauricio destacó los avances en la defensa de los derechos de los
trabajadores del hogar en Brasil y Chile y los esfuerzos de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) para que se suscriba un
convenio en esta materia. EFE