Eva Santis
Madrid, 30 ene (EFE).- Los problemas financieros de Grecia y los
números rojos de otros países de la zona euro contribuyen al
nerviosismo de los mercados, que cerraron la semana con pérdidas
pese a buenos datos económicos en Estados Unidos y la revisión al
alza de las previsiones de crecimiento global para este año.
El PIB de EEUU creció un 5,7% anualizado en el cuarto trimestre
de 2009, mucho más de lo esperado y del 2,2% registrado en el tercer
trimestre.
Lo que no impidió que para todo el año 2009 la primera economía
del mundo se contrajera un 2,4%, la mayor caída desde 1946, según
las estadísticas divulgadas por el Gobierno de EEUU el viernes.
El fuerte repunte del cuarto trimestre en EEUU impulsó al alza a
las bolsas europeas el viernes, aunque encadenaron su tercera semana
de pérdidas y varias vivieron su peor mes desde hace casi un año.
El temor a subidas de los tipos de interés y restricciones del
crédito en China contra el sobrecalentamiento de la economía se
combinó con la deflación en Japón para que los mercados de Asia
cerraran enero a la baja. Lo mismo pasó en Sao Paulo y México, las
dos principales Bolsas de Iberoamérica.
Los principales indicadores de Wall Street, que el viernes
bajaron pese al anuncio del PIB y a que los resultados trimestrales
o anuales de empresas superaron en su mayoría las expectativas,
tuvieron en enero sus mayores pérdidas desde febrero de 2009.
El Dow Jones ha perdido este mes un 3,46%; el S&P500, un 3,7%, y
el Nasdaq, un 5,37%.
A la incertidumbre sobre el futuro de la reactivación y a la
preocupación por el elevado desempleo a ambos lados del Atlántico
-en el Foro de Davos, un asesor clave del presidente Barack Obama
habló de "una recuperación económica estadística y una recesión
humana"-, se ha sumado la inquietud por la deuda soberana.
Es decir, la de Grecia principalmente, aunque ha aflorado también
el nerviosismo de los inversores por los altos déficit en otros
países de la zona del euro como España, Portugal, Irlanda e Italia.
El euro ha caído esta semana a su nivel más bajo en seis meses
ante el dólar al cotizarse por debajo de 1,39 dólares. En los
mercados de bonos, el diferencial de rendimiento entre el bono
griego a 10 años y el "bund" alemán llegó a un récord de 4 puntos.
Esto significa que Grecia, que afronta nuevas emisiones de deuda
en breve, tras la reciente de 8.000 millones, tendrá que pagar mucho
más que en el pasado para financiarse.
Las insinuaciones en Europa de que se ayudará a Atenas si hace
falta calmaron los nervios, pero la inquietud persiste.
La semana entrante, la Comisión Europea lanzará una severa
advertencia a Grecia por la deriva de sus finanzas públicas, con un
déficit del 12,7% del PIB en 2009 y una deuda que se acerca al 120%.
Para los analistas, los problemas de Grecia ponen el dedo en la
llaga de la "explosión" del déficit en muchos países por la crisis:
los ingresos han caído en picado y los gastos se han disparado.
Según un estudio de Fitch, los gobiernos de Suiza y de los quince
países de la UE (antes de la ampliación al este) necesitarán obtener
en los mercados una financiación récord de 2,2 billones de euros
este año (19% del PIB combinado), tras los 2,1 billones de 2009.
Tal como hicieran ya los gobiernos de Portugal e Irlanda, el de
España anunció esta semana un plan de austeridad para que en 2013 el
déficit público baje al 3% del PIB, desde el 11,4% en 2009.
Mientras la elite financiera y empresarial mundial analizaba en
Davos (Suiza) las perspectivas económicas y cómo mejorar la
regulación del sector financiero, el Fondo Monetario Internacional
revisaba al alza, del 3,1 al 3,9%, sus previsiones de crecimiento
mundial este año, pero con grandes disparidades según los países.
En Washington, en su discurso sobre el Estado de la Unión, Obama
puso el acento medidas para fomentar la creación de empleo (el
próximo viernes se conocerá la tasa mensual de paro en EEUU).
La Reserva Federal mantuvo los tipos de interés a niveles
próximos a cero. Su presidente, Ben Bernanke, recibió el visto bueno
del Senado (por 70-30 votos) para seguir cuatro años más en el
puesto.
El próximo jueves le toca al Banco Central Europeo (BCE)
pronunciarse sobre los tipos. Los analistas apuestan por que sigan
en el 1% actual, dada la poca fuerza de la reactivación, el aumento
del paro y el bajo nivel de inflación (1% en enero). EFE