Washington, 20 may (EFE).- El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, logró hoy un importante triunfo político al obtener la
aprobación por parte del Senado de un proyecto de reforma financiera
que, según ha dicho, evitará que se repitan las circunstancias que
hace dos años llevaron al país a la recesión.
La legislación fue aprobada por 59 votos a favor y 39 en contra y
ahora debe ser armonizada con un proyecto similar aprobado en
diciembre por la Cámara de Representantes.
Fuentes políticas indicaron que se espera que la versión final
del proyecto llegue a la Casa Blanca para su promulgación antes del
4 de julio, Día de la Independencia de EE.UU.
La aprobación se llevó a cabo después de una intensa jornada en
el pleno del Senado, de cien miembros, donde los demócratas
lograron, con el apoyo de varios republicanos, los 60 votos que
necesitaban para limitar a 30 horas el tiempo de debate.
En una alocución en la Rosaleda de la Casa Blanca, el presidente
Barack Obama aseguró que la medida "no busca castigar a los bancos,
sino proteger a las personas" de crisis como la de 2008.
Para el presidente, el proyecto de ley incluye "las mayores
protecciones para el consumidor" que se han visto hasta ahora. La
medida, indicó, "protegerá a los consumidores y a la economía y
fortalecerá el sistema financiero".
"Gracias a la reforma financiera el pueblo estadounidense no
tendrá que volver a pagar los platos rotos por los errores de Wall
Street. No habrá más rescates pagados con el dinero de los
contribuyentes", aseguró.
Además, recordó, "la reforma proveerá de mayor seguridad a los
ciudadanos de a pie, a las familias que buscan comprar su primer
vehículo o su primera casa, y en general a los contribuyentes, que
no tendrán que pagar por las irresponsabilidades de otros".
El proyecto de ley incluye la mayoría de las medidas propuestas
por la administración de Obama y supone una reforma de gran calado
de las normas financieras del país, que intentan tapar las lagunas
descubiertas durante la gran crisis financiera iniciada en 2008.
Así, la reforma financiera está llamada a cambiar la regulación
del mercado hipotecario, de las firmas financieras y de las tarjetas
de crédito.
Además, reforzará el papel supervisor de las agencias estatales,
con objeto de subsanar los errores que condujeron a la crisis.
El proyecto crea una nueva oficina de protección al consumidor en
el seno de la Reserva Federal, una de las ideas más criticadas por
los republicanos.
También da autoridad a las agencias reguladoras para intervenir y
desmantelar a grandes entidades financieras, un proceso que pretende
evitar quiebras desordenadas como la del banco de inversión Lehman
Brothers, que estuvo a punto de hundir el sistema financiero mundial
a finales de 2008.
El proyecto establece, además, un sistema de supervisión del
mercado de derivados, que mueve 615 billones de dólares, para
aumentar la transparencia y competencia.
Asimismo, crea un consejo de reguladores, compuesto por nueve
miembros y presidido por el secretario del Tesoro, para elevar la
coordinación entre las agencias y vigilar los peligros al sistema
financiero. EFE