Paco G. Paz
Washington, 7 oct (EFE).- Los países emergentes hicieron valer
hoy su condición de motor económico del planeta, al criticar a los
más ricos por desequilibrar el crecimiento mundial y exigir al Fondo
Monetario Internacional (FMI) que les dé un mayor peso en su seno.
Los países emergentes celebraron hoy Washington una reunión del
G24, el grupo que incluye a gigantes como India y Brasil, junto a
otros latinoamericanos como México, Colombia y Argentina,
coincidiendo con la Asamblea del FMI y del Banco Mundial.
La reunión se produce en un momento de especial distanciamiento
entre el mundo desarrollado -inmerso en una ralentización económica
inesperada tras la crisis iniciada en el 2008-, y los países
emergentes, que crecen con fuerza y dinamismo.
En los últimos días, los países ricos han criticado con dureza a
las economías emergentes por las recientes medidas que han tomado
para frenar la apreciación de sus monedas, lo que hace que sus
exportaciones sean más competitivas.
Entre los países que han tomado estas medidas está Brasil y Corea
del Sur, aunque normalmente las críticas se dirigen hacia China por
su infravalorado yuan.
Desde el director gerente del FMI, Dominique Strauss Kahn, hasta
el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, los
líderes del mundo desarrollado han criticado estas prácticas de los
países emergentes que, según dicen, puede llegar a poner en peligro
la recuperación.
Pero el mundo en desarrollo contestó al envite y hoy, al término
de su reunión, emitió un duro comunicado en el que sitúa a los
países ricos entre el germen de los desequilibrios, al no ser
capaces de crecer al mismo ritmo que ellos.
El presidente del Grupo, el ministro de Finanzas de Sudáfrica,
Pravin Gordhan, explicó que si no fuera por los bajos tipos de
interés que hay en los países avanzados, los grandes flujos de
capital no viajarían hacia las economías emergentes, que buscan
mayores rentabilidades.
Debido a estos flujos, que compran cantidades masivas de activos
financieros en los países emergentes, las monedas de estas economías
tienden a apreciarse, lo que obliga a sus Gobiernos a tomar medidas
para frenarlo, dijo el sudafricano.
Si ahora hay que afrontar esta situación, "debemos hacerlo de
manera colectiva, teniendo en cuenta las necesidades nacionales,
pero también mirando por la estabilidad mundial", dijo.
Gordhan recordó hoy cómo han cambiado las cosas desde que el
mundo en desarrollo y el avanzado se unieron en 2008 en el objetivo
común de hacer frente a la crisis, lo que provocó el relanzamiento
del G20, el grupo donde están representados los emergentes y también
los más ricos.
"Cuando surgió la crisis, todo el mundo se puso de acuerdo para
responder con medidas de estímulo fiscal y rescates bancarios", dijo
el sudafricano, dejando constancia que países como el suyo propio o
Brasil no necesitaron de estas medidas.
Ahora, explicó, la realidad ha cambiado, y el hecho es que las
economías en desarrollo se han convertido en el motor de la
recuperación, en tanto que los desarrollados están atenazados por la
crisis de la deuda soberana, el alto desempleo y la fragilidad del
sector financiero.
El G24 considera que los planes de consolidación fiscal en que se
han embarcado muchos países avanzados supone, en realidad, un
problema para la economía mundial, pues reduce enormemente la
demanda exterior.
En su encuentro, los representantes del G24 reclamaron al Fondo
Monetario Internacional que aborde de una vez por todas la reforma
del reparto de poder en la institución y otorgue un mayor peso a las
naciones emergentes.
Para estos países, la "legitimidad, relevancia y efectividad del
FMI depende de manera crítica de que aborde este desequilibrio en el
voz y voto" de la institución, dice el comunicado.
Los emergentes criticaron el sistema de cuotas que está vigente
para determinar el poder de voto en el FMI y que ha dado lugar a que
haya países sobrerepresentados si se tiene en cuenta el peso de sus
economías, como Bélgica, Dinamarca y Suiza.
El G24 considera que el Consejo Ejecutivo del FMI, el órgano de
24 integrantes que toma las decisiones del día a día y que
representa a los 186 países miembros, tiene el tamaño y dimensión
apropiada, pero exige una tercera silla para un país de la África
subsahariana. EFE
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