Pekín, 26 ene (EFE).- La Administración Civil de Aviación de
China (CAAC, por sus siglas en inglés) animó en un comunicado a las
aerolíneas nacionales e internacionales a que fleten vuelos con
destino o vía Tíbet para impulsar la economía y el turismo en la
región autónoma, informó hoy el diario "China Daily".
La CAAC pretende que las compañías aéreas de China y extranjeras
establezcan, bajo los marcos bilaterales de aviación civil, vuelos
cuyo destino sea el Tíbet o hagan escala en la región autónoma del
suroeste del país porque hasta ahora nueve ciudades fletan aeronaves
a esta provincia.
Actualmente, sólo en el aeropuerto de la capital del Tíbet,
Lhasa, despegan vuelos internacionales y lo hacen a una sola ciudad,
su homónima en Nepal, Katmandú.
La CAAC también instó a las compañías domésticas a establecer
conexiones entre el Tíbet y otros aeropuertos nacionales, incluidos
los de Hong Kong, Macao y Taiwán, y dará "atención prioritaria" a
los horarios de este tipo de vuelos.
Además, esta institución señaló que, con el objetivo de
tranquilizar a las aerolíneas en lo que a riesgo de mercado se
refiere, las compañías que se sumen a este proyecto gozarán durante
dos o tres años de la exclusividad de las rutas que pacten con la
CAAC, que serán diferentes a las de las nueves ciudades ya
establecidas.
Durante el pasado verano, indicó la información, hasta 212 vuelos
salieron y entraron en el Tíbet cada semana.
El director de aviación civil de esta región, Xu Bo, tras
anunciar el pasado 12 de enero que China pretende construir en Nagqu
(Tíbet) el aeropuerto a mayor altitud del planeta a 4.436 metros
sobre el nivel del mar, anunció también que las seis prefecturas
tibetanas tendrán cada una un aeropuerto en el futuro.
Nagqu, a unos 300 kilómetros de Lhasa está situada en el centro
del altiplano Qinghai-Tíbet y fue escogida en agosto de 2009 para
convertirse en el mayor centro logístico de la meseta tibetana, ya
que también se encuentra en el trayecto del tren Qinghai-Tíbet, la
línea férrea situada a mayor altitud del mundo y que ha supuesto la
llegada masiva de turistas chinos a la región tibetana.
El Tíbet fue escenario de unas violentas revueltas étnicas con un
número no contrastado de muertos en la primavera del 2008, casi dos
años después de que se inaugurara la línea, y desde entonces las
autoridades chinas mantienen el acceso restringido a la prensa
extranjera y a los observadores internacionales. EFE