Berlín, 4 ago (EFE).- El Gobierno, los Länder y General Motors
(GM) iniciaron hoy una nueva ronda de conversaciones con el
fabricante austríaco-canadiense Magna y el inversor belga RHJI sobre
el futuro de Opel, en la que, según adelantaron fuentes del
ejecutivo, no se espera todavía una decisión definitiva.
El ministro de Economía de Renania-Palatinado (uno de los cuatro
estados federados con plantas de Opel), Hendrik Hering, reafirmó el
apoyo de los Länder al modelo presentado por Magna y se mostró
optimista de que "con un poco de buena voluntad" se pueda alcanzar
una solución en los próximos días.
"Sólo hay muy pocos puntos en los que sigue habiendo diferencias.
Todo es sencillamente una cuestión de voluntad por parte de GM",
dijo Hering.
Tanto la Cancillería, como los cuatro Länder con fábricas y el
comité de empresa de Opel en Alemania han apostado hasta ahora
abiertamente Magna.
En Alemania se teme que GM pueda vender Opel a un inversor que
desmantele puestos de trabajo de forma masiva en este país y luego
revenda la empresa automovilística a la casa matriz estadounidense.
De lo que ha trascendido hasta ahora de ambos modelos se deduce
que el de Magna contempla un mayor desmantelamiento de puestos de
trabajo en el conjunto europeo, pero menor en Alemania que el de
RHJI.
Según informaciones del semanario "Wirtschaftswoche", que ha
tenido acceso al plan de Magna, éste es mucho más radical que el de
RHJI en cuanto a cierres completos de fábricas en Europa, pues prevé
acabar con Amberes en Bélgica y Luton en el Reino Unido.
El inversor belga, filial de Ripplewood en Estados Unidos, tiene
previsto, según otros medios, cerrar sólo Amberes.
El plan de Magna contempla además, según el citado semanario,
trasladar parte de la producción de la planta de Figueruelas
(Zaragoza) a la de Eisenach en Alemania para evitar que piezas
completas viajen por la mitad de Europa.
Concretamente se trataría de la parte del Corsa de cinco puertas
que se fabrica en Zaragoza, asegura "Wirtschaftswoche".
De ahí se explica que el comité de empresa de Opel apoye con
tanta firmeza un modelo que considera menos maligno para el empleo
alemán.
El presidente del comité de empresa, Klaus Franz, reafirmó hoy su
apoyo a Magna y se mostró satisfecho con los indicios que apuntan a
que GM podría abandonar su rechazo a Magna.
"GM se da cuenta de que no puede tomar una decisión que vaya en
contra del gobierno federal, de los Länder y de los trabajadores",
dijo Franz.
Alemania ha ofrecido avales por valor de 4.500 millones de euros
y un crédito inmediato de hasta 1.500 millones de euros para
mantener con vida a Opel hasta que haya una adquisición definitiva.
Poco antes de presentar la insolvencia, GM se deshizo de sus
actividades europeas, que han quedado en manos de una entidad
fiduciaria mientras no haya un comprador.
El nuevo consejo de administración de GM, de la que el Estado de
EEUU es propietario mayoritario, comenzó ayer en Detroit una reunión
de dos días, en la que no se ha emitido por ahora ningún voto sobre
el futuro de Opel. EFE