Le Castellet (Francia), 23 jul (EFE).- El contrato del Airbus
A400M, que acumula más de tres años de retraso, sigue adelante y se
va a renegociar con vistas a que su firma se pueda llevar a cabo en
diciembre en Sevilla, donde está la planta de ensamblaje final de
este avión militar, coincidiendo con el primer vuelo de prueba.
Éste es el acuerdo al que llegaron hoy los ministros de Defensa
de los siete países participantes en el programa de lanzamiento del
A400M, que asumieron que tendrán que hacer frente a sobre-costos,
junto al fabricante Airbus, respecto del precio inicial de más de
20.000 millones de euros fijado en 2003.
"La renegociación es una renegociación global, a la vez sobre las
capacidades, sobre las especificaciones técnicas y sobre la
dimensión financiera", así como sobre el calendario de entregas,
explicó en conferencia de prensa el titular francés de Defensa,
Hervé Morin, al término del encuentro ministerial en Le Castellet,
al sureste de Francia.
Tampoco es seguro que todos los países mantengan su nivel de
encargos, que sumaban 180, aunque algunos como Francia y España
hayan avanzado que sí lo harán, y Madrid incluso plantea adelantar
su calendario de recepción de aviones para apoyar financieramente el
desarrollo industrial.
Preguntado sobre si sería posible la ruptura del contrato, Morin
respondió que "tenemos voluntad de cerrarlo, pero no a cualquier
precio", al tiempo que insistió en su optimismo sobre el futuro
comercial de este aparato capaz de cargar hasta 32 toneladas y con
un radio de acción de 8.000 kilómetros: "estoy convencido de que
este programa tiene un inmenso futuro para la exportación".
Recordando el anuncio de Airbus a comienzos de año de que el
programa de desarrollo del A400M -cuyo ensamblaje final se hará en
Sevilla- acumula un retraso de más de tres años, el ministro francés
comentó que "hace seis meses podíamos estar muy pesimistas sobre
este programa, mientras que ahora ha ganado la voluntad europea".
A ese mismo respecto, su homóloga española, Carme Chacón, afirmó
que con el "avance" de hoy "España está muy contenta (...) porque
hemos apuntalado la Europa de la defensa y la Europa política".
Chacón invitó al resto de los ministros a que acudan a Sevilla en
diciembre para formalizar un nuevo contrato, coincidiendo con el
primer vuelo de prueba de la aeronave prevista para entonces.
Antes de eso, se darán una nueva cita en Alemania a finales de
octubre con el fin de dar su visto bueno a lo que salga de la
negociación con Airbus, al que los gobiernos advirtieron de que
aunque asumen que tendrán que pagar más la discusión se hará con
"rigor y con una verdadera exigencia hacia el industrial".
El principal escollo desde abril, cuando se había congelado el
contrato con dos moratorias sucesivas, era la reclamación del Reino
Unido, que amenazaba con irse si no se le indemnizaba por los
avances que ha hecho a Airbus para recibir unos aviones que ahora
recibirá mucho más tarde por los retrasos.
Para salvarlo, se ha convenido que Londres será indemnizado por
el fabricante aeronáutico para -en palabras de Morin- "conciliar su
mantenimiento en el programa y la necesidad de cubrir en los
próximos años sus necesidades" de transporte militar táctico y
estratégico modernizando sus aparatos más antiguos o alquilando
otros.
El subsecretario de Estado británico para los Equipamientos de
Defensa, Quentin Davies, comentó que ante las "grandes dificultades"
técnicas surgidas, "era necesario tener una posición común con el
fabricante", y dijo esperar que "podremos resolver esas dificultades
en unos meses" y formalizar el contrato cuando se realice el primer
vuelo de prueba.
"Teníamos diferencias, teníamos problemas y constricciones
diferentes, en particular operativas (...) y hemos sabido conciliar
estas diferencias para permitirnos hoy firmar un acuerdo que
compromete la renegociación global del contrato", resumió Morin.
EADS, casa matriz de Airbus, había calculado en abril que los
retrasos de más de tres años en el desarrollo industrial del A400M
le podría costar 1.400 millones de euros, y también incluyó en sus
cuentas una provisión potencial de 5.700 millones para el caso de
que tuviera que devolver el dinero avanzado por los siete países si
se abandonara el programa. EFE
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