Natalia Kidd
Buenos Aires, 9 oct (EFE).- La crisis económica global ha hecho
mella en el consumo de gas, pero las grandes empresas del sector
prefieren ver la coyuntura como un momento "de excepción" mientras
esperan que la lucha contra el cambio climático le dé una
oportunidad de oro a esta fuente de energía en las próximas décadas.
Entre muecas por los actuales bajos precios del gas y euforia por
las proyecciones del sector para 2030, la vigésimo cuarta
Conferencia Mundial del Gas concluyó hoy en Buenos Aires con una
frase repetida entre los grandes popes del negocio y sabor a
profecía auto-cumplida: "El siglo XXI será el siglo del gas".
Quien inauguró los cuatro días de sesiones en Argentina, el
presidente del grupo español Repsol, Antonio Brufau, fue contundente
con su diagnóstico de que ya ha quedado "atrás lo peor de la
crisis".
Otros, como Bernhard Reutersberg, director general de la alemana
E.ON Ruhrga, creen que la caída abrupta del consumo, particularmente
en Europa, se compensará en tres años.
"Es un momento de excepción", dijo un alto cargo de la francesa
GDF Suez sobre los alicaídos precios del gas que, para algunos, hace
inviables en la actual coyuntura inversiones de riesgo, como la
exploración "costas afuera".
El presidente de la Unión Internacional del Gas (IGU, por su
sigla en inglés), Ernesto López Anadón, reconoció que "la crisis
está afectando los mercados, pero hoy hay signos de estabilización y
las previsiones indican que probablemente dentro de dos o tres años
la actividad se recuperará totalmente".
"Pero la industria del gas es de largo plazo porque las
inversiones llevan tiempo. Por eso no creo que la crisis afecte la
forma en que está creciendo la industria. Muchas empresas
ratificaron que no detendrán sus planes de expansión", dijo hoy
López Anadón.
Todos coinciden en que en los próximos años la demanda será
impulsada por las economías emergentes en fuerte proceso de
industrialización.
"Para 2020 la población mundial va a llegar a 8.500 millones de
habitantes, con un aumento del consumo de gas per cápita aportado
principalmente por China, India, Brasil e Indonesia", afirmó Alexey
Miller, vicepresidente del directorio del grupo ruso Gazprom, el
mayor productor de gas del planeta.
Convertida en "estrella" de la conferencia -no fueron pocas las
empresas que manifestaron su interés en asociarse al gigante ruso-,
Gazprom cree que las inversiones en el sector deben ser fomentadas
para garantizar el suministro a largo plazo.
Según el vicepresidente de la estadounidense Chevron, George
Kirkland, para responder al nivel de demanda previsto para 2030 se
necesitarán nada menos que inversiones a razón de 227.000 millones
de dólares por año durante las próximas dos décadas.
Todo este optimismo en la industria y la preocupación de los
Gobiernos por formular acuerdos regionales e incluso globales que
aseguren la provisión y el transporte de gas son alimentados por un
reciente estudio elaborado por la IGU, presentado en esta
conferencia.
Según estas proyecciones y previendo una continuidad en las
tendencias políticas actuales, la demanda mundial de gas pasará de
los actuales 3 trillones de metros cúbicos a 4,3 trillones de metros
cúbicos para 2030, lo que elevará la participación del gas en la
matriz energética del actual 21 por ciento a un 23 por ciento.
Pero los expertos del IGU incluyeron en su informe otro
escenario, uno en el que los países que participen de la próxima
cumbre sobre cambio climático, a realizarse en diciembre en
Copenhague, adopten nuevos compromisos para reducir las emisiones de
carbono.
Lo que para muchas industrias representaría una amenaza en
términos de costes por adopción de tecnologías limpias, para el
sector del gas constituye un escenario ideal.
El gas natural, aseguran los productores, es un combustible fósil
pero poco contaminante, capaz de sustituir a fuentes dañinas como el
carbón a bajo costos, disponible en abundancia suficiente como para
no comprometer el crecimiento económico y de más rápida adopción que
las energías renovables.
Este "escenario verde" que plantea la IGU supone que, de
adoptarse políticas ambientales más agresivas, la demanda de gas
será para 2030 de 4,8 trillones de metros cúbicos, con lo cual el
gas pasaría a tener una participación del 28 por ciento en la matriz
energética global. EFE